50 años de un gran salto: la huella cultural

Más de las tres cuartas partes de la población actual de la Tierra no había nacido cuando se produjo el primer aterrizaje tripulado en la Luna.…

Más de las tres cuartas partes de la población actual de la Tierra no había nacido cuando se produjo el primer aterrizaje tripulado en la Luna. Y solo quedan vivos ya cuatro de los doce astronautas que caminaron sobre ella. Se van perdiendo sin remedio los recuerdos directos de aquel acontecimiento.

Para nuestro conocimiento y admiración, no obstante, disponemos de sus historias y de los relatos que otros han hecho de la extraordinaria gesta científica, técnica y humana que, hace medio siglo, supuso el programa Apolo (véase nuestro artículo anterior)Además, al realizarse ante los ojos del mundo, estas misiones acabaron dejando un impacto imperecedero con la asimilación social de sus logros y sus fracasos (como el del Apolo 13).

Coincidiendo con estos aniversarios, varias obras a cargo de autores españoles se ocupan de reconocer su paulatina incorporación a la cultura cotidiana y ayudan a comprender, desde la perspectiva que aporta el tiempo transcurrido, la huella indeleble que la conquista del espacio ha impreso en nuestra sociedad.

 

 

Las mil caras de la Luna es el primer libro de la astrofísica Eva Villaver, editado por Harper Collins en 2019.

Apoyándose en mitos, anécdotas y personajes históricos así como en citas literarias, poesía y artes plásticas, Villaver persigue con gran amenidad la evolución de nuestra fascinación con la Luna, lo que las sucesivas civilizaciones han visto en ella y cómo ha influido en nuestra existencia. En su relato intercala la epopeya que nos ha conducido al conocimiento sobre su origen y evolución, logrando un maridaje entre imaginación y ciencia que se degusta sin esfuerzo. A lo largo del texto se despliega una apasionada defensa de la investigación científica, que la autora (ella misma investigadora) muestra como actividad colaborativa y de utilidad social, un antídoto ante el fanatismo y la credulidad. Este agradable librito, con algunas ilustraciones escogidas, es capaz de interesar casi a cualquiera y de animar a los jóvenes a acercarse a la ciencia.

***Eva Villaver fue entrevistada a propósito de la publicación de Las mil caras de la Luna en el número 179 de la revista Profesiones. 

 

Las mujeres de la Luna: historias de amor, dolor y valor, de los también doctores en física Daniel Roberto Altschuler y Fernando J. Ballesteros, se publicó como nueva edición ampliada durante 2019 en la editorial Next Door Publishers.

El uso de telescopios para observar la Luna pronto motivó la elaboración de mapas detallados de su superficie. Si algo la caracterizan son sus miles de cráteres, y para identificarlos se propusieron infinidad de nombres de la filosofía y la ciencia. Lamentablemente, apenas el 2% corresponden a mujeres. Sus sorprendentes biografías son objeto de estos excelentes divulgadores, junto a algunas fotos y pequeños mapas para localizar sus cráteres. A la colección de 31 relatos, estupendamente escritos, se añade una introducción a nuestro satélite y su nomenclatura, completando un texto de interés en contextos educativos, historia de la ciencia, feminismo o, simplemente, para lectores curiosos. Demuestra su calidad que el libro se haya publicado en inglés en Oxford University Press, si bien esta edición española es más completa (con la carencia, quizá, de un índice alfabético para la consulta posterior).

 

¡Poyejali!: 50 películas esenciales sobre la exploración del espacioprimer libro de la bióloga y periodista Ángeles Gómez, fue publicado en 2018 dentro de la colección «Filmografías esenciales» de la Editorial UOC y reeditado en 2020 en versión digital.

La pasión de la autora por comunicar ciencia a través del cine se refleja en este ameno recorrido por las historias entrelazadas del séptimo arte y la astronáutica. Tras resumir hábilmente los avatares clave de la exploración espacial, entre menciones a no menos de 75 largometrajes, esta divulgadora y cinéfila se detiene a reseñar el medio centenar de títulos seleccionados. Puede sorprender la inclusión de algún filme más fantástico (o la exclusión de otros), pero lo cierto es que la sucesión de fichas descriptivas es también el armazón sobre el que la autora continúa desgranando múltiples detalles sobre la aventura espacial y el propio cine. Pese a su sobria apariencia (por la ausencia de ilustraciones) el libro es una delicia y será una guía imprescindible para filmotecas y buenos aficionados, y también un recurso recomendable para docentes y divulgadores.

 

Planeta Hollywood: sueño americano y cine espacialdel historiador del arte Antonio Sánchez-Escalonilla, fue publicado por Ediciones Encuentro en 2019.

El autor, catedrático de universidad, llevó a cabo una estancia en la sede de la NASA para documentar su detallada investigación, que contrapone el desarrollo de la carrera espacial con el de una veintena de películas icónicas. Estructurado cronológicamente, el libro pone de manifiesto sus relaciones  mutuas, analizando el trasfondo histórico, político y social en que sucedieron. En este sugestivo planteamiento, las grandes producciones cinematográficas constituyen una expresión artística del imaginario espacial, que se configura a su vez como versión sofisticada del «sueño americano». Es un magnífico estudio, original en nuestro ámbito, tanto para conocer con detalle la historia astronáutica estadounidense como para disfrutar del contexto que rodeó la gestación de estas películas escogidas, algunas de las cuales plasmaron en imágenes la visión de un puñado de entusiastas en los albores de los vuelos al espacio.

 

«España, ¿me reciben?»: astronáutica y cultura popular (1957-1989), del también historiador del arte David Moriente, fue publicado conjuntamente por las universidades de Castilla-La Mancha y Cantabria justo el día del aniversario de las primeras pisadas en la Luna.

Este ensayo académico aborda los orígenes de la carrera espacial, la imagen del espacio en el cine, la relación de España con la astronáutica, su expresión en la cultura de masas y —por su excepcionalidad en el periodo considerado— la película «El astronauta» de 1970. El libro se adentra magistralmente en el tema desde una perspectiva global para, en su segunda mitad, la más novedosa, centrarse en lo que supuso para nuestro país en la época estudiada. En capítulos muy diversos, pero siempre reveladores, el autor rescata, por ejemplo, figuras como la del precursor de la astronáutica Emilio Herrera (cuya carrera truncó la guerra civil) y analiza programas de radio, televisión, tebeos o revistas divulgativas que en su momento gozaron de gran seguimiento. El resultado es un texto de enorme interés al que beneficiaría (en una deseable segunda edición) una corrección de erratas y mayores ilustraciones.

 

Hacia las estrellas: los viajes espaciales y la ciencia ficcióndel guionista e ilustrador Jöse Sénder, ha sido editado en 2020 en Redbook Ediciones.

Esta vistosa publicación, recién llegada al panorama editorial, entra por los ojos gracias a su colorida maquetación y a la profusión de ilustraciones de películas, series, animación, videojuegos, cómics y sagas literarias que presiden todas sus páginas. El texto es coloquial y en general ligero, pero lleno de anécdotas y curiosidades que descubren aspectos desconocidos de un género protagonizado, sobre todo, por una imaginación desbordante. Toda producción audiovisual relacionada con el espacio parece tener cabida en esta recopilación descriptiva y bastante exhaustiva, al menos en lo que al prolífico ámbito anglosajón se refiere (se echan por ello en falta producciones realizadas en el antiguo bloque soviético). Sumergirse en sus capítulos temáticos garantiza entretenimiento para un público amplio y, según la edad del lector, también nostalgia.

 

 

Desde la perspectiva actual de la pandemia de COVID-19, que lo ha cambiado casi todo, no extraña tanto que, tras su descenso al océano Pacífico, la cápsula del Apolo 11 fuera recibida por buceadores enfundados en trajes de protección biológica. Una aséptica bienvenida a la que siguieron para los astronautas tres semanas de confinamiento en un espacio limitado, conviviendo con el personal imprescindible.

Esta práctica tan incómoda se extendió hasta el Apolo 14, en 1971, cuando se dio por descartada la presencia de patógenos desconocidos en las muestras lunares que pudieran poner en peligro nuestro mundo. Aunque pueda sorprender hoy, era una de las muchas incógnitas que existían sobre nuestro satélite antes de estas misiones.

Desde entonces, las múltiples sondas enviadas, cada vez más sofisticadas, nos han permitido seguir avanzando en nuestro conocimiento y, también, mantener vivo el sueño espacial para nuevas generaciones. No cabe duda de que el regreso de seres humanos a la Luna —¿antes de que termine esta década?— será, de nuevo, una gran aventura.

 

Carlos Herranz Dorremochea, responsable de Comunicación del Colegio Oficial de Físicos (COFIS)