One Health-Una Salud, una apremiante necesidad

La relación entre cambio climático y aumento de enfermedades infecciosas es tan evidente como la importancia del concepto Una Salud para prevenir y contener futuras pandemias,…

La relación entre cambio climático y aumento de enfermedades infecciosas es tan evidente como la importancia del concepto Una Salud para prevenir y contener futuras pandemias, que las habrá, porque los patógenos no conocen fronteras. Esta sencilla afirmación debería ser la principal conclusión extraída de la experiencia que hemos tenido, y aún hoy tenemos, ante el SARS CoV2, que ha demostrado las debilidades de un sistema nacional de salud que apuesta casi en exclusiva por lo asistencial y sigue marginando algo tan primordial como la salud pública.

Por un lado, para preservar la salud pública, es clave potenciar la prevención y anticiparse, porque una vez desatada la epidemia ya resulta muy difícil su contención. Por otro, es imprescindible invertir más recursos en investigación para proteger a la ciudadanía, como se está haciendo con las vacunas, además de mejorar la colaboración entre países y fijar protocolos claros de actuación, sin margen para la improvisación. Algo que conocemos muy bien los veterinarios por nuestro trabajo diario, en el que el manejo adecuado de grandes poblaciones ganaderas para llevar a cabo planes vacunales que aseguren su inmunización ante las enfermedades ha permitido reducir, hasta cifras casi testimoniales, la prevalencia de la tuberculosis y la brucelosis en  nuestra cabaña pecuaria.

 

SALUD Y MEDIO AMBIENTE

Esta mejora sanitaria, sin embargo, ha de afrontar ahora una amenaza real relacionada con el cambio climático. El aumento de las temperaturas, el descenso de lluvias con un régimen pluviométrico más irregular, la desaparición de hábitats naturales que obligan a la fauna a emigrar hacia nuevos espacios, donde existe un riesgo evidente de contraer enfermedades emergentes, son factores que reflejan hasta qué punto resulta grave el mencionado fenómeno. Hay, además, otro aspecto que inquieta sobremanera a la ciencia veterinaria: el salto entre especies de virus y otros patógenos, como ha ocurrido con la Covid19. Un peligro real que se ve multiplicado por la rápida expansión.

Debemos tener muy presente que las ocho enfermedades que la OMS considera más alarmantes desde el punto de vista de la salud pública –Covid 19, Ébola, fiebre de Crimea Congo, Zika, fiebre del Valle del Rift, fiebre Nipah, fiebre Lassa y MERS- son de origen animal, es decir, zoonosis que se transmiten al hombre, y que en un contexto claro de cambio climático, degradación de ecosistemas  y una globalización que permite la movilidad inmediata de personas, animales y mercancías, la amenaza real se multiplica de forma exponencial.

De ahí la llamada de atención permanente que hacemos los veterinarios, en este sentido, a las autoridades: solo el modelo Una Salud nos puede ayudar a enfrentarnos a un futuro incierto, porque no existen líneas divisorias entre salud humana, salud animal y medio ambiente. La pandemia que aún vivimos lo confirma: la naturaleza emite avisos y se defiende. Creo oportuno precisar que el término Una Salud proviene de Una Medicina, acuñado por Calvin Schwabe, padre de la epidemiología veterinaria hace ya varias décadas, y que no es sino un reflejo de lo que nuestra profesión sanitaria lleva haciendo desde sus orígenes: cuidar la salud pública vigilando la de los animales.

 

Solo el modelo Una Salud nos puede ayudar a enfrentarnos a un futuro incierto, porque no existen líneas divisorias entre salud humana, salud animal y medio ambiente

 

Hay otras zoonosis que también nos preocupan, como la rabia, la leishmaniosis o la salmonelosis, y que recuerdan que el 60 por ciento de las enfermedades humanas son de origen animal, lo que obliga seguir trabajando con empeño en campos como la inmunología, la parasitología y la microbiología. Nos ha tocado vivir un mundo extraordinariamente complejo, que también debe afrontar otras emergencias además de la climática, para transmitir a nuestros hijos y nietos un planeta sano. Me refiero, sobre todo, a peligros ambientales como el descenso del agua dulce disponible, tanto en volumen como en calidad, que es verdaderamente alarmante a corto y medio plazo; la contaminación de los océanos; la polución atmosférica y la deforestación de cientos de miles de hectáreas, una brutal agresión al medio en el que vivimos que influye muy negativamente en la salud pública.

Nuestra profesión es consciente de las consecuencias de este deterioro. Por tanto, antes de que sea demasiado tarde, debemos apostar decididamente por el modelo Una Salud. Ya no es una opción, sino una apremiante necesidad.

 

Por Dr. Luis Alberto Calvo Sáez, presidente de la Organización Colegial Veterinaria Española.