Entrevistamos a Luis Calvo, profesor de Derecho Administrativo en la Universidad de Burgos. Doctor por la Universidad de Cantabria con la tesis `Los colegios profesionales: régimen jurídico de una institución (1997)´, dirigida por el Dr. Lorenzo Martín-Retortillo Baquer. A esta obra le han sucedido otras que nos han permitido permanecer actualizados sobre la evolución y realidad jurídica de los colegios profesionales.
A través de la siguiente entrevista, queremos aproximarnos al concepto que define a los colegios profesionales como corporaciones de derecho público y, por tanto, a su naturaleza público-privada. Asimismo, abordamos los retos futuros que se presentan en relación a los jóvenes profesionales y su carrera profesional.
Corporaciones de derecho público, entidades con una naturaleza mixta, pública y privada al mismo tiempo. Esto no es fácil de comprender o deslindar adecuadamente. ¿Crees que esta cuestión supone una debilidad o una fortaleza?
En esa fusión de lo público y de lo privado no solo reside la esencia de la institución, sino que además es la clave que permite explicar su éxito y la persistencia en el tiempo aún con las necesarias adaptaciones en un lógico proceso de evolución. Las ventajas y ganancias lo son en doble dirección. Para los poderes públicos, porque les permite eludir el montaje de costosas y seguramente ineficientes estructuras administrativas para supervisar un sector que se organiza mucho mejor desde la autorregulación. Para las profesiones organizadas corporativamente, porque mantienen el control sobre los elementos nucleares del ejercicio profesional sin la injerencia de aquellos -y por extensión de los partidos- a la par que satisfacen sus legítimas aspiraciones de representación y defensa de la profesión y de sus intereses.
¿Cuáles podrían ser, a tu juicio, los aspectos esenciales a abordar para hacer más sostenible y comprensible el papel a desempeñar por las corporaciones profesionales de derecho público?
Desde hace años está pendiente -aunque aplazada sine die– una modificación de la legislación estatal básica sobre colegios profesionales que ponga al día de la institución, que se alinee y reajuste las previsiones autonómicas, a la par que finalice el inacabado proceso que propició la transposición de la Directiva de Servicios, aunque, en mi opinión, son necesarios muchos cambios y retoques, y sobre todo un giro o nueva óptica en el enfoque a adoptar. El detalle requeriría una explicación mucho más detenida, pero si ha de resumirse, el mismo consiste en recuperar un modelo estricto y riguroso de colegio profesional, ahora parcialmente difuminado y desdibujado, en el que desde luego, solo caben corporaciones de adscripción obligatoria con exclusión de las voluntarias, en el que se fortalezca y revitalice el control deontológico, o se depuren las contaminaciones producidas por su asimilación a organizaciones de defensa de usuarios y consumidores.
La diversidad de las profesiones aporta una inmensa riqueza al conjunto de la ciudadanía; sin embargo, existe dentro de cada corporación/profesión una manera de funcionar que puede llevar a una falta de unidad. El ejercicio de la función deontológica podría ser un buen ejemplo de esto último. ¿Cómo consideras que se puede salvar esta situación, o mejorar la sistematización de algunas materias o funciones?
Es justamente a algo a lo que me refería en la contestación a la pregunta anterior. Son necesarios cambios externos pero también endógenos, que a su vez están condicionados por el modelo de estructura territorial que no es uniforme. Por ejemplo, en las organizaciones colegiales complejas, creo que es necesario actualizar y reajustar el contenido y la misión de los Estatutos generales, equilibrando los intereses representados en los diferentes escalones corporativos existentes; lo que es compatible al mismo tiempo también con el fortalecimiento de las instancias centrales (los Consejos Generales o Superiores) para actuar subsidiariamente en los supuestos graves de inactividad o de falta de infraestructura (recursos materiales y humanos). Tampoco, y este es otro factor distintivo, son iguales las exigencias y requerimientos deontológicos en todas las profesiones y organizaciones colegiales; y aquí hay menos soluciones u opciones para plantear cambios, como no sea profundizar en la explicación y en la didáctica.
¿Cuáles consideras que son los retos a los que se enfrenta la juventud profesional en su relación con los colegios profesionales? Y a la inversa: ¿cuáles consideras como retos más inmediatos de los colegios profesionales en relación con la juventud?
En el primer caso, creo que es el conocimiento real de las instituciones colegiales, esto es, alcanzar a comprender qué son, para qué sirven, o cómo funcionan; y por ello mismo qué pueden esperar aquellos de las mismas en el comienzo de su andadura profesional. En la otra dirección, no creo que sean muy diferentes: orientarles e integrarles en el entorno institucional, tutelarles en ese proceso de aprendizaje, y para ello tal vez sea conveniente comenzar el proceso antes incluso de la culminación de los estudios académicos, tanto por vías informales como institucionales (por ejemplo, la figura recogida en algunas disposiciones estatutarias por el que se les integra en las corporaciones con una especial condición de precolegiados).