«El diálogo intergeneracional empieza en tu propia casa. Si en entornos de intimidad y cercanía no somos capaces de obviar las diferencias y tener esa voluntad de diálogo, es imposible que lo llevemos a un plano más general»

Elsa Arnaiz es directora de Talento para el Futuro, la mayor plataforma juvenil de impacto social, con más de noventa organizaciones de la sociedad civil. Busca…

Elsa Arnaiz es directora de Talento para el Futuro, la mayor plataforma juvenil de impacto social, con más de noventa organizaciones de la sociedad civil. Busca cerrar la brecha intergeneracional entre políticos y juventud a través de la creación de espacios de diálogo y la gestión de asuntos públicos.

Se ha publicado recientemente un informe elaborado por el Consejo de Juventud de Madrid y la Universidad Rey Juan Carlos, sobre las actitudes políticas, participación, género, identidad y hábitos de vida de la juventud madrileña. Entre sus conclusiones, se indica que los jóvenes, en lo que respecta a la cultura política, se pueden calificar como ingenuos y autoritarios. Desde vuestra organización apostáis decididamente por los jóvenes ya que entendéis que son un agente de cambio social ¿Qué opinión te merece la conclusión apuntada en el informe?

Este informe aporta una interpretación de los datos. Vemos cómo las generaciones más jóvenes (Generación Z) tenemos actitudes más individualistas, incluso autoritarias en tanto desconfianza con la democracia. Esto se debe, al menos en parte, a la situación que vivimos. Hemos nacido con unas promesas que no se van a cumplir. Nuestros padres nos decían: «Estudia que vas a conseguir un buen trabajo». ¿Cuál es la situación? Hemos estudiado y no tenemos ni buen trabajo, ni buen salario, ni un proyecto de vida. Nuestro sistema cuenta con fallos estructurales. Por supuesto no es que nos guste. Nos encantaría que no fuera así, pero es cierto que la realidad puede justificar la situación en la que vivimos. Una realidad en la que percibimos la confrontación política, el individualismo de las redes sociales, el espacio de mejora en el funcionamiento institucional, las limitaciones y dificultades a las que nos enfrentamos en diversos ámbitos.

¿Cómo promovéis una participación más activa, consciente y constante de los jóvenes?

Desde Talento para el futuro lo que hacemos para promover la participación activa de los jóvenes es principalmente favorecer el empoderamiento de la manera más dinámica posible. Nos adaptamos al ritmo de vida propio de los jóvenes, que se caracteriza por un gran ajetreo: estudios, trabajo, formación continuada, voluntariado. Les ofrecemos la máxima libertad para encajarla según sus capacidades y disponibilidad. Nosotros queremos que los jóvenes se den cuenta de la necesidad de participar en la democracia y en las instituciones, incluida la participación en manifestaciones o redes sociales. Lo más importante para nosotros en este empoderamiento es conectarles directamente a las instituciones, que las vean, que las palpen, que conozcan a los políticos, a los líderes y que, a través de estos encuentros, tomen conciencia de la necesidad de alzar su voz y convertirse en agentes de cambio. Además, impulsamos proyectos e intentamos ofrecerles formación en lo que se refiere a la incidencia política, las formas de participación o liderazgo. En definitiva, buscamos empoderar pero también ofrecerles la posibilidad de conocer la idiosincrasia y funcionamiento del espacio político.  

Lo más importante para nosotros en este empoderamiento es conectarles directamente a las instituciones, que las vean, que las palpen, que conozcan a los políticos, a los líderes y que, a través de estos encuentros, tomen conciencia de la necesidad de alzar su voz y convertirse en agentes de cambio.

¿En qué crees que han de trabajar los representantes políticos para que los jóvenes crean en la eficacia de los sistemas democráticos?

Creo que se tiene que trabajar desde dos vías, ambas complementarias. Por un lado, el relato y cómo llegar a los jóvenes a través del mismo y, por otro, en cómo tenerles en cuenta. Hemos de modificar el relato para hablar de cosas de las que ya están hablando los jóvenes, pero teniéndoles en cuenta. De esta manera, entendemos fundamental encontrar un canal de colaboración directa con la juventud, que no solo son las redes sociales, también hay que ir a donde están: a las asociaciones, a las universidades, a los sitios de formación profesional, a la calle directamente. Acercarnos a ellos. Y, por supuesto, tener en cuenta lo que te digan cuando toque defender sus intereses ante las instituciones. Aquello que beneficie a la juventud nos va a beneficiar a todos. Si no tratamos de hacer esto, es decir, hacer llegar el mensaje donde se encuentran y comprometernos con sus inquietudes y necesidades involucrándoles directamente, a la hora de la verdad, va a dar igual todo lo que un equipo de marketing haga.

Las corporaciones colegiales y colegios profesionales fueron concebidos, entre otras cuestiones, como cauce orgánico de participación de los españoles en funciones públicas de carácter representativo y demás tareas de interés general ¿Crees que ello es suficientemente conocido por los jóvenes profesionales?

Creo que se ha perdido esta parte de colectividad, de participación en organizaciones de representación de la juventud. Ahora se crea comunidad a través de otros canales como son Twitter o Instagram, pero estas redes no generan comunidad en el sentido profundo de la palabra, es decir, objetivos, fines y funciones comunes, apoyo, colaboración. Diría que se ha pedido el interés por este tipo de afiliación, pero también creo que estas organizaciones no se han actualizado suficientemente para conectar con los intereses de los jóvenes.

¿Cómo sugieres que han de trabajar las profesiones colegiadas para favorecer el compromiso y participación activa de los jóvenes profesionales en su futuro?

Entiendo que existe más heterogeneidad si comparamos la juventud de ahora de la juventud de hace unas décadas. Quizás ahora nos cuesta identificarnos con las mismas cosas que hacían los jóvenes de entonces, pero al tiempo, no dejamos de ser personas que queremos seguir disfrutando de derechos y beneficios, y que hablamos el mismo idioma. Tan solo hay que ver cómo llegamos a comunicarnos y cómo relajar las tensiones derivadas del deseo de llegar a la juventud. Muchas veces solo hay que poner un poquito de voluntad.  

Tan solo hay que ver cómo llegamos a comunicarnos y cómo relajar las tensiones derivadas del deseo de llegar a la juventud. Muchas veces solo hay que poner un poquito de voluntad.  


En el marco de las relaciones intergeneracionales, en el Congreso Nacional que Unión Profesional celebró en febrero, se ofrecía un debate entre un joven profesional y una veterana de referencia. Dña. Paca Sauquillo, apuntaba entre sus intervenciones lo siguiente: «Se ha roto esta percepción que se tenía sobre el verdadero valor que suponía la aportación de conocimientos y de experiencia de los profesionales mayores» ¿Qué análisis harías de dicha afirmación? ¿Cómo promover el mejor diálogo entre generaciones?

Necesitamos es una sociedad más concienciada con la importancia de lo intergeneracional. Por mucho que un senior no sepa de las nuevas tecnologías, cuenta con un bagaje de gran valor para ayudar a afrontar ciertos desafíos que ninguna tecnología te va a ofrecer.

Por otro lado, creo que tenemos que enfatizar que el futuro es intergeneracional. El futuro pertenece a mayores y jóvenes. Creo que muchas veces se confunden las reivindicaciones legítimas de la juventud con ir en contra los intereses de los mayores pareciendo que llegan a suponer una amenaza. El diálogo intergeneracional empieza en tu propia casa.

Si lo llevamos al tema de la política, supone un espacio de tensión en muchas ocasiones entre miembros de la misma familia. Si en entornos de intimidad y cercanía no somos capaces de obviar las diferencias y tener esa voluntad de diálogo, es imposible que lo llevemos a un plano más general, bien de trabajo, bien al Congreso de los Diputados o a una cumbre internacional.

Tenemos que volver a lo más básico: apostar por aceptar el conflicto y saber gestionarlo. Ser capaces de reflexionar y hacer crítica, pero también ser críticos con nosotros mismos. Insisto en la trascendencia de favorecer el diálogo intergeneracional y la autocrítica desde en el círculo más cercano, en la propia familia.