Concepción Campos Acuña: «Los profesionales colegiados se sujetan a un código deontológico, forman parte de una comunidad en la que se crean lazos y desde las que se aporta un mayor valor a la sociedad»

Concepción Campos Acuña es Doctora en Derecho, Directiva Pública Profesional y Secretaria de Administración Local, categoría Superior, es Codirectora de la Red Localis y Codirectora de…

Concepción Campos Acuña es Doctora en Derecho, Directiva Pública Profesional y Secretaria de Administración Local, categoría Superior, es Codirectora de la Red Localis y Codirectora de la Cátedra de Buen Gobierno Local (Universidad de Vigo). Académica correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, y Asociada de Número de la Academia Internacional de Ciencias Político-Administrativas y Estudios de Futuro (IAPAS) de México. Profesora asociada de Derecho Administrativo en la Universitat Rovira i Virgili.

Sobre las corporaciones colegiales:

–      Las corporaciones colegiales son entidades con una naturaleza peculiar dada su doble vertiente público-privada. Desde la perspectiva de lo público y los valores y principios sobre los que sustentarla, ¿cuáles considera que son los principios y valores que deben imperar en la gestión y funcionamiento de cualquier entidad que trabaje a favor del interés general? ¿hacia dónde vamos?

En mi opinión, tanto sector público como privado, corporaciones de todo tipo y tercer sector tienen, en la actualidad, una clara hoja de ruta: la Agenda 2030 y los ODS, los valores que deben presidir la actuación de todas las personas. De hecho, en el sector puramente privado se ha producido la traducción del mismo a través de los criterios ESG, por sus siglas en inglés, Environment, Social y Governance. 

En cuanto a los valores, y principios que deben imperar en la gestión y funcionamiento de cualquier entidad que trabaje a favor del interés general diría, que el primero, y creo que por su dimensión incluso podría ser el único, identificaría el servicio a las personas, la igualdad, y la integridad como pilares sobre los que sostener dicha actuación, lo que conduciría a entidades íntegras y transparentes.

      En un entorno complejo y cambiante como en el que nos encontramos ¿cuáles son, desde su punto de vista, los aspectos que forman parte de la esencia misma de las entidades que cuentan con una visión y responsabilidad hacia lo público, que han de permanecer de manera inalterable?

Creo que en estos tiempos VUCA (Volátiles, Inciertos, Complejos y Ambiguos), de sociedad líquida (Stiglitz), necesitamos un liderazgo claro y ejemplar, la fortaleza de las instituciones y de los elementos que deben caracterizar a las corporaciones profesionales, que ayuden a gestionar los riesgos inherentes a toda gestión. Liderazgo que fije el rumbo y el camino, porque como decía Séneca “Cuando no sabes hacia donde navegas, ningún viento es favorable”, y ése es un escenario que no podemos permitirnos. 

Tras la crisis generada por el Covid se ha reforzado el valor de las instituciones y puesto en valor la necesidad de contar con redes de apoyo, de impulso y soporte a todas las personas, por ello es importante no perder las esencias. Se ha hablado mucho de que estamos en un proceso de renovación del contrato social, es verdad, pero lo nuclear no debe perderse, y lo nuclear siempre está en poner a las personas en el centro.

  ¿Cuáles diría que son las principales tendencias normativas que van a marcar la hoja de ruta de las entidades con una componente pública, en este caso, las corporaciones colegiales? ¿Cómo podría impactar el proceso de transformación que vive la administración?

Toda la sociedad está experimentando un profundo proceso de transformación con la tecnología, desde los inicios del S XXI, pero sobre todo en su segunda década, primero con la crisis sanitaria y ahora con un conflicto bélico que ha desencadenado una fuerte crisis energética, y que creo que marcarán más que las tendencias normativas, las nuevas reglas de funcionamiento. 

Transformación digital pero centrada en las personas, es decir, humanismo digital, por una parte, y sostenibilidad son dos de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos como sociedad, y a los que todos, administración y corporaciones colegiales deben responder, estar a la altura para seguir manteniendo los estándares de un Estado social.  

Se ha hablado mucho de que estamos en un proceso de renovación del contrato social, es verdad, pero lo nuclear no debe perderse, y lo nuclear siempre está en poner a las personas en el centro.

Sobre los profesionales como prestadores de servicios

      Las corporaciones colegiales tienen su base en el conjunto de profesionales colegiados que prestan sus servicios hacia la ciudadanía bajo la independencia de criterio o autonomía facultativa, responsabilidad profesional y sujeción a un órgano de control (colegio profesional en su caso).  ¿Cuál diría que es la aportación de valor, tanto para la ciudadanía como para las administraciones públicas, del conjunto de profesionales colegiados, entre quienes se fomenta de manera decidida la formación continuada y quienes han de contemplar una deontología profesional? 

Los profesionales colegiados se sujetan a un código deontológico, forman parte de una comunidad en la que se crean lazos y desde las que se aporta un mayor valor a la sociedad. Que la ciudadanía pueda contar con profesionales independientes, competentes y responsables es una garantía en los servicios que prestan, pero también en que con los mismos obtengan los objetivos que pretenden.

La comunidad profesional que constituyen los colegios teje redes de colaboración permanente, fomenta el aprendizaje continuo y la aparición de sinergias incluso entre diferentes profesiones, a través de las organizaciones colegiales. Cada día observamos la creciente importancia que adquieren en la conformación de los procesos de toma de decisión, y su participación en la gestión pública, su representatividad les dota de una relevancia que garantiza una mayor trascendencia de su actividad.

Sobre la colaboración público-privada y el papel de la ciudadanía

–       En 2022 se aprobaba la Ley 27/2022, de 20 de diciembre, de institucionalización de la evaluación de políticas públicas en la Administración General del Estado ¿Qué papel tiene la ciudadanía en este marco? ¿Con qué herramientas cuenta y cuáles son las expectativas? 

Suelo decir que en la sociedad del S.XXI, es necesario el triple liderazgo, público, privado y social, lo que encaja a la perfección con el ODS 17 “Alianzas para lograr los objetivos”, y ése es el contexto en el que creo debemos aspirar a relacionarnos y a avanzar. 

En particular, considero que la Ley 27/2022 está más pensada como una herramienta de evaluación interna de la propia administración, no lleva a cabo una apertura hacia la ciudadanía. Sin embargo, esa apertura sí se encuentra en las políticas de gobierno abierto, transparencia, participación y rendición de cuentas. De este modo se permite no sólo saber qué hace la administración y cómo lo hace, sino también el impacto de las políticas públicas en la ciudadanía. 

En mi opinión es fundamental que las personas individualmente, pero también la sociedad civil organizada forme parte del diseño de las políticas públicas y también, cómo no, las corporaciones profesionales, como interlocutores cualificados.