«Ante las consecuencias de un desastre de gran dimensión, no hay decisiones buenas, solo hay decisiones menos malas»

Lucy Easthope es la principal autoridad del Reino Unido en materia de recuperación tras catástrofes. Ha sido asesora en casi todas los grandes desastres de las…

Lucy Easthope es la principal autoridad del Reino Unido en materia de recuperación tras catástrofes. Ha sido asesora en casi todas los grandes desastres de las dos últimas décadas, como el tsunami del Boxing Day de 2004, el 11-S, los atentados del 7 de julio en Londres o los envenenamientos de Salisbury y Grenfell. Recientemente ha asesorado a la Oficina del Primer Ministro británico sobre la pandemia de Covid-19. Nacida en Liverpool (Reino Unido), Easthope es licenciada en Derecho, doctora en Medicina y cuenta con un máster en Gestión de Riesgos, Crisis y Catástrofes.

Página web de Lucy: www.whatevernext.info


1.- A lo largo de los años ha tenido que hacer frente a diferentes catástrofes, ¿qué ha aprendido de ellas? ¿Cree que existe una pérdida de conciencia colectiva del peligro real?

En toda catástrofe se ha de poner el foco en acompañar a las víctimas. Además de responder a lo urgente, esta respuesta debe mantenerse en el tiempo. Una vez que la catástrofe desaparece del foco mediático, la gente suele experimentar un sentimiento de abandono. En un primer momento las víctimas se sienten arropadas por la solidaridad que surge ante una desgracia, sin embargo, este sentimiento suele ir desvaneciéndose con el tiempo, una vez que las personas son conscientes de las pérdidas o daños sufridos. Por eso, además de ayudas específicas según el tipo de catástrofe, es preciso brindar el apoyo emocional pertinente para que los afectados puedan retomar sus vidas. Muchas de estas personas tienen que enfrentarse a situaciones para las que nadie está preparado.

Por otro lado, para que una persona sea consciente de un peligro, tiene que saber de la existencia del mismo. La falta de información es muy peligrosa y puede llegar a influir notablemente en las dimensiones que alcanza una tragedia. Todos podemos cometer una imprudencia en un momento dado, volviéndonos más vulnerables ante un peligro. Por ello, es imprescindible disponer de la información necesaria para poder enfrentarnos adecuadamente ante determinadas situaciones que permitan tomar medidas para mitigar el impacto de una tragedia, así como gestionar los daños causados por las consecuencias de la desinformación y los errores que puedan producirse.

2.- Siempre que ocurre una tragedia, como la DANA que ha afectado a España, nos preguntamos si se podría haber evitado. ¿Cuál cree que es el principal error que se comete en una catástrofe?

La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que ha afectado a diferentes regiones de España ha sido una situación devastadora, que evidencia la importancia de actuar coordinadamente y de prestar una ayuda inmediata a las víctimas, pero también a largo plazo. Hay personas que además de tener que lidiar con el dolor que supone perder a un ser querido en tales circunstancias, también han visto seriamente afectadas sus viviendas o sus puestos de trabajo. No es posible evitar una DANA, pero sí prestar la ayuda necesaria para tratar de restaurar aquello que sea posible, reduciendo las consecuencias de la misma. Las inundaciones son catástrofes muy difíciles de superar debido a las pérdidas humanas. También son extremadamente costosas en términos económicos. La prevención comienza mucho antes de que sepamos que se va a producir un fenómeno de tales características. Un error que considero muy común en este tipo de situaciones es, por un lado, la falta de coordinación entre instituciones y, por otro, la ausencia de asesoramiento experto.

Ante las consecuencias de un desastre de estas dimensiones, no hay decisiones buenas, sólo hay decisiones menos malas. No se trata de vivir con miedo, sino de ser conscientes de que hay situaciones que pueden producirse. Hay que dotar a la ciudadanía de las herramientas pertinentes para que pueda afrontarlas de la mejor manera posible. La ayuda eficientemente coordinada y la información son herramientas importantes para aportar certidumbre y hacer frente a este tipo de tragedias.

Hay acciones con las que podemos contribuir positivamente. Podemos hacer donaciones económicas, que es lo que más se necesita en estos momentos, contribuir gastando en negocios o actividades locales que se hayan visto afectados o poner los medios para que los niños puedan disfrutar de «cierta normalidad» regresando al colegio o practicando deporte.

3.- ¿Cómo deben actuar las profesiones e instituciones para poder ayudar y acompañar a las personas afectadas por una catástrofe, desde el momento en que se produce hasta meses o años después?

Como he comentado anteriormente, el acompañamiento es esencial para que las personas puedan retomar sus vidas. Debemos adoptar una visión a largo plazo que vaya más allá de la asistencia inicial. Al principio, se produce un efecto en el que todo el mundo se vuelca con las víctimas, pero otros sucesos o el mismo paso del tiempo van desviando la atención hacia otras cuestiones, tendiendo a olvidar o minimizar el daño. Es necesario que las instituciones y los profesionales sean conscientes de que el dolor sufrido por estas personas posiblemente las acompañará el resto de sus vidas, por lo que la ayuda debe ir allí donde están los afectados. Por eso, aunque las respuestas deben adaptarse en función del tipo de catástrofe, es muy importante realizar un ejercicio de la empatía y que las instituciones se pongan a disposición de quienes sufren para dar respuesta a las necesidades personales, emocionales, sociales o económicas que verdaderamente les va a permitir avanzar.

Adoptar un enfoque preventivo es muy importante ante cualquier tipo de catástrofe. Los Estados deben contar con planes de acción específicos para hacer frente a diferentes escenarios, coordinando a las distintas instituciones y actores que pueden cooperar. Las personas afectadas no deben sentirse abandonadas por quienes deben tomar la iniciativa, es decir, las autoridades locales con el apoyo del Estado. Del mismo modo, en el caso de los profesionales, sería interesante que se les tuviera en cuenta en el marco de este tipo de planes, para poder responder con eficacia ante el acompañamiento profesional que pueda paliar cuestiones concretas que deban ser tratadas o gestionadas en este tipo de situaciones. Asimismo, es importante que exista una colaboración entre instituciones y profesionales, para proporcionar una asistencia que contemple diferentes perspectivas. Tenemos que cuidarnos los unos a los otros en la medida de nuestras posibilidades.

4. – El cambio climático hará que las catástrofes naturales sean cada vez más frecuentes. ¿Cómo debemos prepararnos para esta realidad? ¿Qué cambios debemos hacer como sociedad?

Tenemos que aceptar la nueva realidad climática a la que nos enfrentamos. El cambio climático va a ocasionar que cada vez tengamos que hacer frente con mayor frecuencia a fenómenos extremos. Nuestro objetivo como sociedad debe ser mitigar, en la medida de lo posible, el impacto de hechos que, en ocasiones, son inevitables. Por eso, es muy importante que se produzca un cambio de mentalidad, siendo la educación una vía importante para ello. El sistema educativo ha de contemplar en sus programas una serie de herramientas que doten a las personas de los conocimientos necesarios para responder de la mejor manera posible ante situaciones extremas. Es importante que empecemos a ver la prevención como una inversión, siendo la mejor alternativa para evitar daños que pueden llegar a ser irreparables.


Accede a las acciones implementadas por los miembros de Unión Profesional en respuesta a la DANA

Accede a la entrevista en inglés