Victoria Ortega, presidenta de Unión Profesional
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) ha actualizado la cifra total de seres humanos que poblamos nuestro planeta: somos 8.000 millones de personas produciendo y consumiendo. Se trata de una cifra histórica. Nos acercamos a la horquilla límite que investigadores y especialistas fijan desde hace décadas como la capacidad máxima de población que nuestro planeta puede soportar: entre 6.000 y 15.000 millones de habitantes. De una u otra cifra depende una mayor o menor aceleración del consumo de recursos per cápita, pero, además, el consumo global que practica nuestra especie avanza a un ritmo muy superior al incremento de la población. Uno y otro factor hacen presagiar un futuro insostenible para nuestra especie.
Hablamos de un consumo desmesurado, especialmente entre quienes poblamos países desarrollados, responsable del desencadenamiento de una serie compleja de mecanismos que, interactuando entre sí, han devenido en alteraciones en el clima que ya constatamos en nuestros propios tiempos. Estamos a punto de cruzar el umbral crítico de regeneración de nuestros recursos naturales; una línea roja señalada en repetidas ocasiones por las profesiones a través de análisis pormenorizados elaborados desde ángulos y ámbitos profesionales diversos pero coincidentes en la necesidad de pasar a la acción.
Pensar en el futuro, sin perder de vista el pasado, es inherente a la esencia profesional; forma parte de su quehacer cotidiano. La labor de prospección la han ejercitado las profesiones desde el ámbito sanitario, situando el foco en la multiplicación de enfermedades infecciosas que pasan de animales a humanos antes de la pandemia del COVID-19; desde el ámbito urbanístico, poniendo en jaque cualquier planificación territorial que no tenga en cuenta soluciones basadas en la sostenibilidad del medio ambiente; y desde el ámbito jurídico, insistiendo en la necesidad de una transición justa para todos los seres vivos del planeta.
Victoria Ortega, presidenta de Unión Profesional: «La apuesta de las profesiones ha de ser por un “humanismo planetario”, regenerador, tal y como ha planteado Edgar Morin, que ponga la vida en el centro, y con el potencial de hacer de nuestra interdependencia el mayor poder».
La labor profesional tiene voluntad de previsión, pero también de llevar a cabo propuestas así como de ofrecer soluciones. Existe en su filosofía de servicio público, en su cultura profesional, un compromiso con el cambio que pueda revertir en una verdadera transformación en las maneras de hacer y de pensar para superar la crisis climática en la que estamos inmersos. Una transformación disruptiva de nuestro modelo de crecimiento, tal y como se ha propuesto en la presente edición del Congreso Nacional de Medio Ambiente, cita ineludible para las profesiones, siempre protagonistas del encuentro referente de lo medioambiental en España e Iberoamérica.
En el marco de su XVI edición, el Congreso Nacional de Medio Ambiente ha querido interpelar al momento presente como el ineludible para pasar a la acción ¿Cómo? Haciéndonos responsables de nuestras acciones, reconciliándonos con la naturaleza; aprendiendo a “seguir con el problema de vivir y morir juntos”, que diría la filósofa Donna Haraway. Reformular el convivir con otras especies para generar parentescos y, por ende, comunidad. Una comunidad respetuosa con la vida, capaz de convenir y conciliar la mejor manera de diseñar un modelo de desarrollo en el que nuestros leitmotivs no sean el consumo y la acumulación sino el cuidado de la casa común.
No me cabe duda. La apuesta de las profesiones ha de ser por un “humanismo planetario”, regenerador, tal y como ha planteado Edgar Morin, que ponga la vida en el centro, y con el potencial de hacer de nuestra interdependencia el mayor poder.
Tribuna de opinión publicada en la bitácora #CreadoresdeOpiniónVerde @cdoverde en la blogosfera de http://www.efeverde.com de la Agencia EFE. Ilustración de @visoor