Quienes masacran poblaciones, no quieren testigos

Artículo de Alfonso Bauluz, presidente de Reporteros Sin Fronteras España, publicado en la revista Profesiones 212.

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Artículo de Alfonso Bauluz, presidente de Reporteros Sin Fronteras España, publicado en la revista Profesiones #212.


Siria, estos días de principio del invierno, un país traumatizado y diezmado por los más de cincuenta años de represión de la familia Al Asad, que ha destruido vidas,  ha torturado, asesinado, encarcelado, gaseado, rociado con armas químicas, obligado a partir al exilio, al desplazamiento interior masivo es donde ahora se abre una tenue luz de esperanza, esperanza que se basa en el fin de aquel horror. Que produce euforia, pero también cierto escepticismo.

Ya hay lugares de la geografía Siria, como Raqa, la que fuera capital del infame Califato Islámico, que se parecen más al Irak en el momento álgido de su destrucción durante la ocupación estadounidense. La proliferación de grupos Yihadistas e islamistas armados junto a la presencia de potencias regionales y globales como Estados Unidos, Rusia o Turquía, crecida y que tiene como principal objetivo acabar con las dinámicas de autonomía e independencia Kurdas, no auguran un final feliz.

Recordar todo esto cuando hablamos de libertad de expresión, libertad de información y derechos humanos es imprescindible para entender que la presencia de periodistas allí, como bien ha señalado el informe de Reporteros Sin Fronteras, es vital. Es uno de los lugares del mundo con más periodistas cautivos, el 70 % del total contabilizado, y donde han sido asesinados 283 informadores desde 2011.


EL PAPEL DE LOS PERIODISTAS

Estos datos nos dan idea de la magnitud de esta tragedia, de esta colosal violencia contra los periodistas y, por supuesto, de la actitud genocida de Bachar al Asad y su régimen, apoyado por el Kremlin, los ayatolas desde Teherán y, como carne de cañón, los milicianos de Hizbulá, y de todos aquellos grupos armados iraquíes que pulularon por Siria durante todos estos años de enfrentamiento con los grupos herederos de Al Qaeda, el propio Estado islámico y sus distintas denominaciones. 

Este choque brutal tiene a los sirios inocentes como moneda de cambio y es el papel de los periodistas narrar lo que acontece cuando se puede, cuando no significa un cautiverio de seis meses o directamente ser degollado por desalmados y el de informar a la opinión pública del por qué está ocurriendo esto, cuál es el contexto geopolítico, cuáles son los intereses económicos, religiosos, geográficos de cada potencia que interviene.

No nos olvidemos que desde el Golfo Pérsico se han regado con millones de dólares todas estas actividades armadas y es por ello que es muy importante recordar cuando Angela Merkel en 2015 decidió abrir las fronteras, y lo que ha significado que un millón de sirios viva hoy en Alemania. También que ha supuesto un desplazamiento de la política en Europa hacia la derecha y hacia una mayor intolerancia, que no habíamos visto en muchos años. 


PRENSA LIBRE E INDEPENDIENTE

Suponemos que el ciudadano tiene acceso a medios de comunicación libres e independientes que le explican todas estas vicisitudes, por ello, es necesario mantener la pujanza de los medios de comunicación en un entorno donde las redes sociales todo lo contaminan con discursos xenófobos, con mensajes de odio y con el interés de la polarización, como último fin mediante la desinformación. Realmente son las plataformas las que tienen dos ejes aquí, por un lado capturan el 80 % de la publicidad digital y por otro, la alteración de sus algoritmos, como se ha visto en la elecciones estadounidenses, facilita la presencia de los esparcebulos y especialmente de muchos, muchos actos de violencia contra minorías.


Si hablamos de libertad de expresión, libertad de información y derechos humanos es imprescindible garantizar la presencia de periodistas en cada uno de los conflictos.

Desgraciadamente, en los albores del siglo XXI se pensaba que Internet traería más democracia y más libertades. Es probable, también ha traído más ruido y contaminación que ahora se ve multiplicada por el efecto de la  inteligencia artificial, empleada de un modo nada ético y con el simple propósito de amplificar mentiras y obtener una rentabilidad con ello. Es este uno de los grandes problemas que los medios de comunicación no tienen claro cómo afrontar, puesto que su debilidad extrema ha significado ser ya muy vulnerables a la manipulación, la instrumentalización y, en definitiva, la injerencia de poderes políticos, económicos, religiosos, culturales, etc.

Por todo ello se hace más necesario que nunca que sean los propios ciudadanos, los que elijan y sean conscientes de que sostener medios de comunicación independientes con periodistas profesionales, remunerados, de manera que puedan vivir dignamente es su responsabilidad, su dejadez en este ámbito significa, bueno, vivir al pairo de rumores y discursos de odio, de operaciones de desinformación a gran escala, como hemos observado en el año en el que más de 3.000 millones de personas han ido a las urnas.

La perspectiva es comprobar si los peores augurios con la inteligencia artificial por la falta de ética en su empleo, al menos en lo que al sector de la información periodística, es una dramática disyuntiva. Es un dilema y no sabremos quién o de qué lado caerá el uso de la inteligencia artificial.


EL NEGOCIO DE LAS REDES SOCIALES

Entendemos perfectamente cómo quienes han ensanchado su nivel de riqueza a la misma velocidad a la que se ha empobrecido la otra parte de la población —y hablamos de magnitudes del 1 %, frente al 99 % según los datos de la ONG británica Oxfam— entenderemos que desde luego van a pelear por seguir  aprovechando esa diferencia. ¿Sus armas? En el caso de Elon Musk, más allá de lo que pueda hacer como gobernante junto al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dispone de lo que antaño se llamaba Twitter y hoy X, lugar convertido en un estercolero de la desinformación. Por otra parte, domina las comunicaciones satelitales que han permitido que el Ejército ucraniano pudiera hacer frente a la invasión de su país por Rusia, y también experimenta de manera avanzada tanto en la conducción de vehículos sin conductor, como en la inteligencia artificial y el lanzamiento de cohetes espaciales es solo un ejemplo.

Hay otros muchos plutócratas que también disponen de grandes ventajas económicas, tecnológicas y sobre todo capaces de conseguir el dominio de la voluntad, la capacidad de influir en este caso de quienes son los «magos» entrecomillas de la tecnología en Estados Unidos. Sus oponentes están en China, no los olvidemos con TikTok (By Dance) a la cabeza y las operaciones de guerra de información de la que se ha venido denominando guerra híbrida, o de Rusia que tiene un formidable ejército para la Desinformación, como hemos visto en el caso de Siria y como hemos visto en otros lugares.

Hay otros jugadores regionales que también dominan este espacio y, como muestra, Israel, que también inunda las redes sociales y los medios de comunicación con su propaganda y desinformación. A pesar de este panorama, siempre debe haber un rayo de esperanza como el que esperemos ilumine Siria. Y con periodistas para atestiguarlo.

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