¿Qué hay de nuestros sesgos conductuales y los nudges en el contexto del COVID-19?

Eugenio Sánchez. Departamento de Economía de Unión Profesional   A medida que avanza el periodo de cuarentena por el COVID-19, que solo en todo el mundo…

Eugenio Sánchez. Departamento de Economía de Unión Profesional

 

A medida que avanza el periodo de cuarentena por el COVID-19, que solo en todo el mundo alcanza ya a un tercio de la población con más de 3.000 millones de personas, es necesario seguir haciendo pedagogía divulgativa que nos ayude a procesar mejor el porqué de su necesidad, cómo puede afectar a nuestros sesgos y decisiones y, especialmente, porque el tejido de las profesiones colegiadas y sus corporaciones colegiales juegan un papel determinante. 

 

Procesar las internalidades y externalidades

La ciencia económica, y preferentemente la rama de economía conductual, nos ofrece un abanico de conceptos que ahora más que nunca cobran un sentido más práctico en nuestra cotidianeidad. 

El primero de ellos, y apenas citado estos días, es el denominado como internalidades, y que tiene que ver con las decisiones que tomamos en nuestra contra, por ejemplo, en la esfera de la salud cuando decidimos fumar o beber en demasía, o en estos momentos, exponernos más de lo debido y sin protección ante la amenaza de contraer el virus. En definitiva, es el primer ámbito de reflexión que apela a nuestra responsabilidad personal con objeto de ser la primera barrera para frenar la pandemia.

Además, como producto de ello, inmediatamente aparece el fenómeno de las externalidades positivas y negativas que son todos los efectos que se derivan sobre terceros de nuestras acciones. De tal forma, generamos externalidades positivas cuando asumimos nuestra responsabilidad y limitamos desplazamientos que pueden propagar posibles contagios. Inversamente, un comportamiento no apropiado en esta línea e irresponsable podría hacer muy tangible sus resultados traducidos en más contagios y generando externalidades negativas. Si lo vemos figuradamente, basta pensar en la utilidad de la estructura de las legiones romanas de combate con la cobertura de sus escudos en tortuga; si alguno de los componentes no cubría bien su parte, toda la formación pasaba a ser más vulnerable a los ataques. 

 

Sobre los sesgos conductuales: ¿estamos cambiándolos o acentuándolos?

Con todo, si profundizamos se puede observar cómo, de algún modo, ya estamos cambiando y transformando de forma general nuestros sesgos concernientes a la forma de procesar la información, operar y consumir. Un escenario que nos conduce a un esfuerzo cognitivo mayor para adaptarnos.

De acuerdo a los más conocidos identificados por la economía conductual, en primer lugar nos encontramos con que estamos modificando el clásico sesgo del presente, bajo el cuál nuestras preferencias de disfrute y utilidad siempre están más centradas en el momento que vivimos. Ahora, nuestra motivación en las decisiones de consumo va desde asegurar un volumen de alimentación suficiente para las siguientes semanas o pensar en cómo gestionar nuestro ámbito laboral y personal en la medida que la situación ha cambiado significativamente en mayor o medida. Muy asociado a este sesgo, se encuentra el de arrastre que hemos podido comprobar durante estos días, pues mucha gente consumía determinados productos y servicios solo por copiar o seguir lo que el resto y no quedarse en inferioridad.

En la misma línea, otro de los sesgos que podría estar trastocado es el de Status quo que refiere el camino o la forma de actuar predeterminada que seguimos para solventar diferentes situaciones, algo que en la actualidad no es posible de efectuar al no tener referencias de otras ocasiones tan similares. 

Como producto de los dos anteriores, el sesgo de aversión a la pérdida también puede estar viéndose acentuado en este periodo, pues si cognitivamente está demostrado que nos afecta más perder que ganar, cualquier factor económico o de bienes que veamos comprometido en este periodo nos hará más conservadores en nuestras elecciones.

 

Por otro lado, debido a nuestra racionalidad limitada debemos ser prudentes en nuestras decisiones de cualquier índole. Más en estos momentos en los que el caudal de información ha crecido ostensiblemente en todas las áreas de conocimiento en relación al virus. En consecuencia, deberíamos evitar sesgos reconocidos como los de confirmación, cuando solo se busca información que refuerce lo que pensamos previamente o el sesgo de ilusión de agrupación cuando buscamos patrones de relación entre hechos que solo son aleatorios. Por ello, acudir a las fuentes de información que proporcionan las organizaciones colegiales y las administraciones públicas es el mejor método.

 

El papel de los nudges desde las profesiones para mitigar nuestros sesgos

En todo este mapeado principal de sesgos, es de singular relevancia atender algunos de los aspectos que se desprenden del ejercicio de los profesionales colegiados y las organizaciones colegiales y que, en muchas ocasiones, no se les presta suficiente atención o dimensiona en su correcta medida. 

Concretamente, hay que referirse a los nudges, concepto en que economía conductual tiene que ver con todas aquellas informaciones, recomendaciones, preservando nuestra libertad de elección, que se suministran desde diferentes estamentos para que estemos en mejor disposición de decidir. Cabe recordar que esta temática forma parte del nuevo estudio económico de Unión Profesional con el título La relevancia del sistema de profesiones colegiadas en el subsector de servicios profesionales que fue anunciado en octubre del 2019.

 

  • De acuerdo a la clasificación del economista Baldwin, podemos distinguir los nudge de primer orden, que son los más suaves, y consisten en la provisión de información a los interesados para que puedan decidir con mayor seguridad y acierto. Como ejemplo, tendríamos gran parte de los comunicados que han emitido durante estos días los Consejo Generales y Superiores y Colegios profesionales de ámbito nacional, así como los profesionales a título particular sobre la situación del COVID-19, que contienen recomendaciones a los ciudadanos y profesionales conforme a sus respectivas áreas de conocimiento. Un cúmulo de información especializada cuyo objetivo es otorgar confianza y mayor seguridad a las personas en nuestro proceder y dotar de criterio profesional las políticas de las autoridades públicas.

 

  • Un segundo orden de nudge se muestra de manera más tangible a la hora de incidir en las decisiones de los demás, puesto que el emisor o creador del nudge puede aprovechar algún sesgo cognitivo pero sin limitar nuestra autonomía. Un ejemplo muy claro estos días que puede ser extrapolable en muchos casos son las marcas en el suelo que nos indican la distancia deseable para formar cola en los establecimientos.

 

  • Finalmente, los nudge de tercer orden emplean elementos de carácter emocional para complementar nuestras decisiones. Las campañas de concienciación sobre las consecuencias de fumar o los accidentes de tráfico son un buen ejemplo de estos. Estos días, las imágenes de la saturación de muchos centros sanitarios harían de facto, la función de los nudges de tercer orden

 


Eugenio Sánchez. Departamento de Economía de Unión Profesional