Día Mundial del Agua (22 de marzo)
Si hay un elemento absolutamente trasversal a todos los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) ese es el agua. El papel del agua en la mejora de la calidad de vida de todas las personas es indiscutible:
Reduce las enfermedades, es la base de la producción de alimentos, el acceso universal y cercano evita pérdida de un tiempo que niños y jóvenes pueden emplear en su educación, un tiempo que las mujeres pueden emplear para el desarrollo de actividades económicas y culturales reduciendo así la brecha de género y la desigualdad en toda la sociedad.
De un modo sintético podemos decir que la geología se encarga de estudiar los recursos (entre ellos, el agua) y los riesgos. Una disciplina que ayuda a la búsqueda del agua y a su correcta distribución; también contribuye a reducir los riesgos de su escasez o contaminación.
Gestionar un riesgo implica conocerlo, conocer bien el sistema, en este caso del agua y su relación con todos los ecosistemas que se relacionan con ella: los bosques, montañas, humedales, ríos, acuíferos y lagos; y, por supuesto, las ciudades.
Gestionar un riesgo implica conocerlo, conocer bien el sistema, en este caso del agua y su relación con todos los ecosistemas que se relacionan con ella: los bosques, montañas, humedales, ríos, acuíferos y lagos; y, por supuesto, las ciudades. Por eso, porque cada vez se vive en asentamientos más cargados de personas, en una realidad compleja, la gestión del agua y la vigilancia de su calidad son primordiales. Nos toca a las profesiones concienciar, dar la voz de alarma y también explicar, de un modo didáctico, la importancia del agua y su cuidado:
Reducir la contaminación, los vertidos, la emisión de productos químicos, las aguas residuales sin tratar, aumentar las tasas de reutilización y reciclado de un modo seguro. Solo así conseguiremos una verdadera sostenibilidad; una sostenibilidad ambiental, económica y social.
Un ejemplo de la labor de la geología la encontramos a través de la ONG Geólogos del Mundo-World Geologists, amparada, entre otros, por los profesionales del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG). se trata del proyecto de detección y retirada de arsénico natural en Bolivia, en colaboración con el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y universidades locales, donde se está desarrollando en la actualidad toda una labor de conocimiento del sistema lacustre andino y de concienciación ambiental y social en las comunidades del área periurbana de Cochabamba y de las áreas rurales (Quillacas) del Altiplano al sur del lago Poropó.