Análisis de la desigualdad a la luz de dos últimos informes sobre la materia
El final del mes de mayo ha traído dos publicaciones relacionadas con la desigualdad. Un concepto que en muchas ocasiones ofrece equívoco respecto a su medición, enfoque y comparativa, pero que, sin duda, es uno de los que genera más debate, especialmente, en el ámbito de las ciencias sociales. En este sentido, el Banco de España (BdE) revelaba su esperado documento con el título La desigualdad de la renta, el consumo y la riqueza en España. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística (INE) difundía la Encuesta Anual de Estructura Salarial relativa al año 2016, una de las más precisas por su composición. Por ello, resulta de especial interés centrarnos en ambas publicaciones y su interrelación para arrojar algo más de luz sobre este asunto tan controvertido.
Los servicios públicos como factor redistributivo
El Banco de España se focaliza en estudiar la desigualdad manifestada en distintas dimensiones como los salarios, la renta agregada de los hogares, el consumo y la riqueza en el periodo 2006-2014. Sobre ello, sostiene que «la elevada tasa de paro provoca que el nivel de desigualdad de la renta bruta per cápita en España sea muy alto en comparación con otros países, incluso en tiempos de bonanza económica». Las diferencias en el salario por hora en nuestro país no son significativas a nivel internacional. Con todo, las mujeres, los jóvenes, los trabajadores de menor formación y los recién contratados sufren las mayores desigualdades en esta cuestión. Por su parte, la desigualdad queda mitigada cuando se observa la renta de los hogares, pues su tamaño medio es elevado en la medida que existe un retraso en la emancipación de los jóvenes y, que en los hogares donde hay pensionistas su evolución fue más estable y positiva que la que experimentaron las rentas del trabajo. Asimismo, la entidad pone en valor que los servicios públicos, como la sanidad y la educación introducen un significativo efecto redistributivo. En cuanto al consumo, se vio más frenado en los hogares con menor consumo per cápita al reducir la compra de bienes duraderos. Mientras, la riqueza se mantuvo e incluso creció en aquellos hogares cuyos activos en propiedad fueron financieros, mientras que en los hogares de rentas más bajas, propietarios esencialmente de activos inmobiliarios, sufrieron más por su caída.
La desigualdad salarial se mantiene
Precisamente, sobre la esfera de las rentas del trabajo, la Encuesta de Estructura Salarial del INE relativa al 2016 ofrece un mayor detalle sobre su evolución y, de hecho, es fuente del informe del BdE. A nivel general, la ganancia bruta media anual por trabajador en España se situó en 23.106,30€, un 0,2% más que en el 2015. Sin embargo, cuando ponemos el foco en las profesiones los resultados fueron desiguales. El sector de la educación fue el más destacado con un 2,9% anual más y 22.289,73€. Subida que llegó al 3,2% en el caso de las mujeres hasta los 21.662,53€, un 8,45% por debajo de sus compañeros. Si bien, es la brecha más contenida en las profesiones y se redujo sobre el pasado año. Por el contrario, tanto en las actividades profesionales, científicas y técnicas, como en las actividades sanitarias y servicios sociales, la brecha salarial entre hombres y mujeres ascendió ligeramente y ronda el 30%. Un diferencial que se explica fundamentalmente por las condiciones laborales tales como el tipo de jornada, la precariedad en los contratos o la duración en el empleo como estudió Unión Profesional en el Día Internacional de la Mujer en este año. Por ello, se muestra que el fenómeno de la desigualdad es poliédrico y requiere un estudio multidisciplinar que podría ser acometido por las profesiones colegiadas para atajar sus causas y mitigar sus efectos. Especialmente, en los colectivos más vulnerables que el Banco de España detectaba: las mujeres, los jóvenes, aquellos de menor formación y los de mayor precariedad contractual.