La economía global atraviesa un periodo de turbulencias entre las que destaca un tensionamiento de las cadenas de suministro globales que implican retrasos en la llegada de insumos para el conjunto de sectores económicos y dificultan su marcha habitual, especialmente, en muchas industrias tecnológicas.
Entre las causas, sobresale un ritmo de recuperación de la demanda y la confianza, ante las mejores perspectivas de la pandemia, que es superior a la capacidad que tiene la oferta de responder en muchos ámbitos por el momento. Una situación compleja que aumenta la presión inflacionista derivada de la escasez de materias por el acopio de insumos que intentan realizar también muchos operadores para no acusar interrupciones en sus entregas comprometidas como referían los PMI de Markit Services.
Contexto económico complejo
La actividad del sector servicios no es ajena a esta problemática y en los próximos meses su actividad podría moderarse. Especialmente, si el incremento de la inflación en los precios de la energía continúa y se extiende a otros bienes y servicios, movimiento que podría incentivar a algunas empresas y hogares a reservar una mayor parte de su ahorro embalsado durante la pandemia para no erosionar su poder adquisitivo.
Todo ello, frenaría el consumo privado y la recuperación económica, la cual no es tan vigorosa como se preveía según la revisión a la baja que publicó el INE con un crecimiento del 1,1% trimestral en el segundo trimestre del año frente al 2,8% esperado. No obstante, como veremos a continuación, en lo que atañe a los servicios profesionales hay motivos para confiar en una mayor solidez de su actividad a medio y largo plazo. Entre ellos, su presencia internacional ha cobrado más peso en los flujos comerciales, se ha reforzado el ámbito telemático de la prestación, y hay un nivel de recuperación más estable en el ámbito europeo.
Las exportaciones de servicios profesionales ganaron peso a nivel mundial durante la pandemia
Precisamente, en este artículo nos detendremos en la evolución del volumen de exportaciones de servicios en tres planos: mundial, eurozona y España. Y, muy particularmente, en la dinámica de los servicios profesionales. Para nuestro análisis, utilizamos los datos en millones dólares que ofrece la Organización Mundial del Comercio (WTO) en el periodo 2010-2020 que nos permitirá comprobar el impacto de la pandemia de COVID-19 en los flujos de comercio internacional.
Una interpretación interesante de la evolución del comercio internacional nos la proporciona el estudio de Loecker y Warzinski (2012) al sostener que un incremento de las exportaciones puede estar motivado por un mayor grado de innovación, competitividad y calidad percibida que podría reflejarse en unos márgenes empresariales más elevados.
En lo que respecta a España, contemplamos que el volumen de las exportaciones de servicios profesionales en millones de dólares ha pasado de suponer alrededor de un 20% sobre el total de los servicios a dispararse casi el doble hasta el 37,24% en el 2020 (ver Figura 1). Un porcentaje que, curiosamente, coincidió con el experimentado a nivel mundial al subir cerca de tres puntos sobre el peso habitual hasta llegar al 38,89% del total, y en la eurozona, que aumentó hasta el 38,30% después de haber estado en torno al 30% desde el 2010. En el caso de España, este mayor incremento podría haber sido fruto principal de dos factores: un mayor impacto en la caída de los ingresos por turismo y un alza en los ingresos de los servicios profesionales de un 3,65% entre el 2020 y el 2019, lo que aludiría a una mayor estabilización de los canales comerciales y a la buena orientación exterior de las empresas españolas en este ámbito cuando nuestra economía experimentó más dificultades que los países de nuestro entorno.
En contraste, a nivel global los ingresos por exportaciones de servicios profesionales cayeron un 2,47% anual y en la eurozona un 6,26% anual. Caídas que, en todo caso, fueron inferiores a las experimentadas por el conjunto del sector servicios que se dejó un 16,87% anual en la eurozona y un 19,96% en el mundo.
Mientras, la perspectiva general en la última década muestra el peso creciente de las exportaciones de servicios profesionales en el mundo que han pasado de suponer el 6,26% del volumen de ingresos de exportaciones de servicios y mercancías en el 2019 al 8,46% en el 2020 consistente con una senda alcista en la última década (ver Figura 2).
El 95% de las operaciones de exportación de servicios profesionales son telemáticas
Si aterrizamos más en España, la Encuesta de Comercio Internacional de Servicios que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) apunta algunos datos interesantes sobre la dinámica de nuestro comercio de servicios, sin contar el sector del turismo.
En función de los cuatro modos de suministro de servicios que recoge la WTO, el mayoritario es el modo 1: comercio transfronterizo, que se caracteriza por la prestación del servicio de forma telemática mediante las infraestructuras de telecomunicaciones. En España esta modalidad supuso el 85,3% de todas las operaciones de exportación de servicios en el 2019, pese a un leve retroceso de 1,3 puntos respecto al 2014. Mientras, en el caso de los servicios profesionales este porcentaje está casi diez puntos por encima con un 94,82% del total, casi siete décimas más que en el 2014, primer dato que recoge la serie histórica.
En nuestro país, sobresalen fundamentalmente los servicios financieros con un 99,5% del total de operaciones de exportación de forma telemática, los servicios de I+D con un 99,4%, los de consultoría profesional y de gestión con un 94%, los personales que recogen los sanitarios y de educación con un 92,3%, y finalmente, los técnicos que recogen el ejercicio de las profesiones de arquitectura, ingeniería y las científicas que están en el 88,9%.
De tal modo, conforme a los datos favorables de la WTO podemos soportar que, a priori, estas operaciones telemáticas habrían sido menos afectadas durante la pandemia en cuanto a su operativa pues parte de los profesionales ya contaban con un cierto grado de experiencia y fidelización en la prestación de sus servicios bajo este marco. Sin embargo, ello no descarta que algunos de ellos podrían haberse visto impactados por un cierto menor volumen de actividad a causa de que una porción de la industria y de los particulares que demandan estos servicios acusaron las restricciones de actividad y movilidad en el 2020.
En el detalle de nuestro país, sobresalen fundamentalmente los servicios financieros con un 99,5% del total de operaciones de exportación de forma telemática, los servicios de I+D con un 99,4%, los de consultoría profesional y de gestión con un 94%, los personales que recogen los sanitarios y de educación con un 92,3%, y finalmente, los técnicos que recogen el ejercicio de las profesiones de arquitectura, ingeniería y las científicas que están en el 88,9%. En este último caso, cabe señalar que el 10,4% de las operaciones de exportación se realizan mediante el modo 4, es decir, con presencia física de los profesionales en el país concreto para prestar sus servicios en el terreno, una modalidad que habría sido menos escogida y más restringida como reflejarán probablemente los datos del 2020.
Potencial exportador creciente
Por su parte, aunque no hay datos oficiales disponibles sobre el volumen de empresas exportadoras de servicios en nuestro país, podemos aproximar una estimación prudente. Según un estudio de la Fundación BBVA en el 2019 en España había 203.990 empresas exportadoras de bienes o mercancías, lo que suponía el 6% del tejido empresarial de nuestro país ese año. Si extrapolamos este porcentaje al tejido empresarial correspondiente a los servicios profesionales podría haber una base exportadora que estaría en torno a las 40.000 empresas, o alrededor de 60.000 si estimamos un 10% del total que operan en nuestro país. Todo ello, apoyado también por su presencia en el volumen de exportaciones que hemos visto.
En esta línea, según apuntó en un informe recientemente el Club de Exportadores e Inversores Española, asociación empresarial sin ánimo de lucro, la extensión y utilidad comprobada del trabajo en remoto y de las reuniones telemáticas durante la pandemia puede suponer «una oportunidad para los servicios a empresas, como la consultoría, la investigación de mercados, los servicios técnicos en ingeniería o arquitectura y la investigación y desarrollo, que demandan una interacción asidua entre el cliente y el proveedor». Entre otras razones, argumentan que este fenómeno «ha incentivado la investigación sobre nuevos sistemas que mejorarán la calidad de la experiencia en línea en el futuro, lo cual reforzará la tendencia de ofrecer más servicios en remoto».