La sociofísica en la predicción del comportamiento, ¿aplicación para los servicios profesionales?

Un proyecto multidisciplinar, que engloba a físicos, matemáticos, sociólogos, economistas, antropólogos y biólogos, trabaja en un simulador del comportamiento humano. Se suele decir, no sin razón, que…

Un proyecto multidisciplinar, que engloba a físicos, matemáticos, sociólogos, economistas, antropólogos y biólogos, trabaja en un simulador del comportamiento humano.

Se suele decir, no sin razón, que las ciencias sociales son más inexactas para calibrar sus resultados en la medida que dependen del comportamiento humano. Calcular los efectos de políticas, medidas económicas y sociales se queda siempre en aproximaciones con márgenes de error a considerar, no en la exactitud de las probetas, con lo que nunca se puede obtener seguridad sobre su desempeño con antelación en un laboratorio como ocurre en la investigación científica. Sin embargo, este marco parece que puede perder vigencia en los próximos años tal y como se publicaba en Retina. Un proyecto multidisciplinar, que engloba a físicos, matemáticos, sociólogos, economistas, antropólogos y biólogos, trabaja en un simulador del comportamiento humano. Denominado Ibsen, ya ha llamado la atención, incluso, del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, pero ¿en qué consiste y cuál es su utilidad?
 

Sociofísica

Anxo Fernández, un físico al mando de este proyecto y que trabaja en el Grupo Interdisciplinar de Sistemas Complejos de la Universidad Carlos III, se mueve en un terreno novedoso y que promete ser el futuro en el estudio de las sociedades, hablamos de la sociofísica, cuyo ejemplo más simple es la ola que acontece en los estadios deportivos. De este modo, lo relevante se encuentra en la interacción que se produce entre los individuos a gran escala a partir de una mayor complejidad de herramientas como el dilema del prisionero en las grandes cuestiones como el cambio climático, la economía o los movimientos sociales.

En definitiva, desentrañar los condicionantes de nuestro comportamiento lejos de modelos estancos y que nos acercarían a una clarificación de los detonantes e incentivos en una sociedad. Todo, para lograr la aplicación de «políticas basadas en evidencia» según Ignacio Tamarit, investigador de la Carlos III. Por el contrario, si una herramienta así cae en las manos inadecuadas, podríamos enfrentarnos a unas consecuencias de manipulación de nuestros comportamientos más afinadas y, por tanto, más perturbadoras.

Medir mejor las interacciones bajo el sistema de profesiones colegiadas

Si aterrizamos el potencial de esta experimentación en el subsector de los servicios profesionales las aspiraciones podrían ser más que sugerentes. Quizás, podríamos evaluar y medir con más precisión los efectos sociológicos y económicos que produce el intrusismo, el valor del sistema de profesiones colegiadas en la certidumbre de la sociedad. También, la influencia de las redes de contactos y recomendaciones que se producen entre los clientes, pacientes y usuarios de los servicios profesionales.

Asimismo, las interacciones entre los profesionales serían de igual interés puesto que podríamos obtener conclusiones acerca de los grupos que lideran la innovación y su permeabilidad al resto del tejido profesional. Otra opción podría ser, cómo los profesionales interpretan y desplazan a los intrusos para proteger la reputación colectiva de su disciplina en la medida que existen las corporaciones colegiales. Y así, un amplio catálogo de situaciones.

Fake news con la economía a través de la estadística

Un ejemplo reciente de la gravedad que supone la intención de manipular nuestro comportamiento era descrito por el Banco de España. En un artículo, abordaba como la ingente cantidad de fuentes de datos en la actualidad, utilizados por agentes privados en medios como las redes sociales, se emplean para generar «fake news sobre la medición de variables económicas» que llevan a conclusiones erróneas e interesadas.

Como respuesta, la institución financiera independiente aboga por «reforzar el marco de calidad y de transparencia de las estadísticas oficiales» e, igualmente, diseñar «una política de comunicación que permita desmontar los bulos antes de que arraiguen». Sobra decir, que estamos en una época que obliga a hilar muy fino en todos los ángulos de una sociedad.

 

 

Este artículo ha sido publicado en el Blog Económico de Unión Profesional, ‘Carlyle no tenía razón’. Este artículo está firmado por Eugenio Sánchez, responsable del Departamento de Economía de Unión Profesional