Jóvenes y vivienda una relación compleja

Acceder a una vivienda, uno de los grandes muros a los que se enfrenta la juventud en el momento de iniciar su proyecto de vida.

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Acceder a una vivienda es uno de los grandes muros que se interpone entre los jóvenes españoles en el momento de iniciar su proyecto de vida. Una realidad que, en mayor o menor medida, también afecta a nuestros vecinos europeos, dándose de forma más intensa entre los países del sur. 

Los últimos datos de la Encuesta sobre Juventud del Eurobarómetro, elaborada por el Parlamento Europeo, revelan como el aumento de los precios y el coste de vida, junto con la vivienda, constituyen las principales preocupaciones que comparten los jóvenes españoles de entre 16 y 30 años, por detrás de la situación económica y la creación de puestos de trabajo. La percepción de los europeos sería similar a la de los españoles en lo que respecta al alza de los precios y la coyuntura económica, mostrando mayor inquietud por el medioambiente y el cambio climático, en vez de por la situación de la vivienda. 

El mapa dibujado por el Eurobarómetro no difiere mucho de la realidad que muestran otros estudios como, por ejemplo, el publicado a principios del presente año por el Consejo de la Juventud de España (CJE), Un problema como una casa. Según el citado informe, nuestro país registraba en 2024 el peor dato de emancipación, desde que la entidad empezara a medir este indicador en el año 2006. El mensaje es contundente, solo el 14,8% de la juventud española vive fuera del hogar familiar. «Desde el CJE reivindicamos la necesidad de desarrollar políticas públicas que tengan en cuenta la realidad concreta que vivimos las personas jóvenes, faciliten el acceso a la vivienda y garanticen condiciones salariales y laborales que nos permitan tener unas condiciones de vida dignas», apuntaba Sara Villodre, vicepresidenta del CJE, en una entrevista publicada en Visión Profesional. 

En España la edad media de emancipación se sitúa en torno a los 30,4 años, cuatro años por encima que la media europea y muy lejos de la edad a la que abandonan los jóvenes finlandeses el hogar familiar, en torno a los 21,4 años

Desde el Consejo General de Economistas han manifestado en diferentes ocasiones las repercusiones económicas y sociales ligadas a la situación del mercado inmobiliario en nuestro país que, como indican, afecta a la emancipación de los jóvenes e influye, a su vez, en un sentir más general, a la capacidad de consumo y ahorro de los hogares o la movilidad interterritorial. Precisamente, el Consejo General de Economistas, en colaboración con la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), publicaba el pasado mes de febrero un decálogo de medidas, orientado a mejorar el panorama de la vivienda en nuestro país. 

Aunque, por lo general, la juventud española muestra más dificultades para independizarse que sus progenitores, existen ciertas diferencias entre provincias, viéndose más tensionado el mercado en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, donde los jóvenes han de hacer frente a un mayor esfuerzo económico y a un exceso de demanda en relación con la oferta. En concreto, según datos del CJE, cuatro de cada diez hogares superan el umbral del 40% de la renta dedicado a la vivienda, a partir del cual diferentes organismos consideran que se estaría realizando un sobreesfuerzo económico. A fin de paliar esta situación, desde el Gobierno central se han puesto en marcha ayudas como el bono para alquiler o la compra de la primera vivienda. Asimismo, diferentes comunidades autónomas han lanzado sus propios paquetes de ayudas, destinados a jóvenes que quieran independizarse. Es el caso de Andalucía, Baleares, Castilla y León, Extremadura, Galicia, Madrid o Murcia. 

EMANCIPACIÓN TARDÍA

Uno de los factores que más constata la compleja relación entre juventud y vivienda es la cada vez más tardía edad a la que una persona se independiza. En España la edad media de emancipación se sitúa en torno a los 30,4 años, cuatro años por encima que la media europea y muy lejos de la edad a la que abandonan los jóvenes finlandeses el hogar familiar, en torno a los 21,4 años. «Seguimos teniendo salarios bajos y ni se nos pasa por la cabeza adquirir una vivienda, porque es prácticamente imposible conseguirla ya en alquiler sin que nos cueste más del 50% de nuestro sueldo», alegaba Villodre. Una reflexión que también pone sobre la mesa el informe del CJE, evidenciando como el salario de los jóvenes no ha crecido al mismo ritmo que lo ha hecho el precio de la vivienda.

«Desde 2008, los sueldos de las personas jóvenes han aumentado en un 10,8%, mientras que los alquileres lo han hecho en un 54%», recoge el citado documento. Como consecuencia, muchos jóvenes ven la emancipación como algo inalcanzable y quienes lo consiguen no siempre lo logran hacer en las mejores condiciones. La ayuda familiar se posiciona como un elemento muy importante para muchos jóvenes a la hora de emanciparse, ya que, en ocasiones, ni siquiera un nivel de formación elevado es suficiente a la hora de acceder a un alquiler o comprar una vivienda. De hecho, una gran parte de la población joven trabajadora seguiría viviendo en el domicilio familiar, mientras que, a su vez, siete de cada diez jóvenes emancipados se encuentran sobreendeudados.

Compartir piso sería la solución que muchos acabarían adoptando para poder emanciparse. Y aunque el alquiler suele ser la opción más recurrente para muchos jóvenes, el deseo de comprar una vivienda permanece latente en ocho de cada diez jóvenes que viven en alquiler, tal y como apuntan desde el CJE. 

Desde 2008, los sueldos de las personas jóvenes han aumentado en un 10,8%, mientras que los alquileres lo han hecho en un 54%

A los altos precios y la escasez de oferta, abandonar el hogar familiar conlleva en ocasiones implícito un periodo de inestabilidad residencial, ante los cambios de vivienda a los que muchos jóvenes tienen que hacer frente, consecuencia de los altos precios, las malas condiciones en las que se encuentran las casas o problemas con los caseros. 

Ante este escenario, la vivienda supone actualmente uno de los grandes quebraderos de cabeza para los jóvenes españoles, mermando su salud mental. La inaccesibilidad deriva en estrés, ansiedad, soledad o depresión. El sentimiento de angustia sería mayor entre los menores de 35 años, ante el temor a perder la vivienda por el pago de la renta y, por consiguiente, tener que regresar al hogar familiar. Así lo evidencia el estudio Situación de la Vivienda en España, elaborado por el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) y la consultora de investigación social GAD3, publicado en septiembre del pasado año.

La sensación de bienestar sería diferente entre quienes viven en alquiler o disponen de una casa en propiedad. La vivienda es, por tanto, uno de los elementos que interfieren en esa narrativa de meritocracia a la que se refería Villodre durante su entrevista, según la cual, los jóvenes habrían recibido un mensaje marcado por la idea de que estudiando y esforzándose podrían acceder a un buen trabajo o adquirir una vivienda y, con ello, poder llevar a cabo su plan de vida.

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