21ª Comisión Consultiva de Negociaciones Comerciales Internacionales
El 21 de julio se desarrolló la 21ª Comisión Consultiva de Negociaciones Comerciales Internacionales que organiza periódicamente el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo a la que fue invitada de nuevo, Unión Profesional. Un encuentro, celebrado en formato virtual, que estuvo marcado por el contexto de la pandemia del COVID-19 y sus posibles impactos en los flujos comerciales internacionales de bienes y servicios y en la política comercial sobre los acuerdos de la Unión Europea (UE).
Xiana Méndez, secretaria de Estado de Comercio, realizó una presentación en la que repasó las cuestiones y desafíos más relevantes de esta situación: la nueva geopolítica que afecta a la política comercial, la intensificación de las tendencias proteccionistas y nacionalistas, medidas unilaterales de algunos socios comerciales de España y de la UE, la vuelta a las crecientes tensiones comerciales entre China y EE.UU., la concreción de la nueva relación con el Reino Unido tras el brexit, o la crisis de gobernanza que ya arrastraba la Organización Mundial del Comercio (WTO, en inglés).
Escenario general complejo y más incertidumbre para los servicios
Todo ello contrasta con el tono de la última Comisión, la 20ª, realizada en diciembre del 2019 en la que los mensajes apuntaban a una cierta moderación en la aminoración de las tensiones comerciales entre EE.UU. y China con un principio de acuerdo o el encauzamiento de la salida del Reino Unido de la Unión Europea que disponía el 2020 como un periodo transitorio de adaptación para nuestras empresas y para lograr un acuerdo comercial ambicioso y amplio.
No obstante, Méndez afirmó que la actual crisis está dejando un impacto muy significativo en los flujos comerciales y de inversión, pues afecta además de manera asimétrica y no sincronizada a los sectores económicos y diferentes regiones. De hecho, se prevé una caída de los flujos globales de comercio más intensa incluso que la pueda experimentar el PIB global como ocurrió en el 2009. Si bien, según las últimas previsiones de la WTO defendió un escenario más optimista con una reducción del comercio internacional alrededor del 13%. El comercio de servicios acusaría aún más las restricciones a la movilidad internacional en forma de viajes y transportes, esencialmente.
Repensar y atribuir más resiliencia a los sistemas productivos
En esta línea, Méndez reflexionó sobre la necesidad de remodelar o fortalecer la interconexión de los sistemas de comercio mundiales y las cadenas globales de valor pues durante la pandemia se han mostrado algunas debilidades. Entre ellas, el mencionado incremento de las tensiones proteccionistas que se tradujo en el acopio de reservas estratégicas de material sanitario, la prohibición de exportación de productos esenciales para los sistemas de salud, o la intervención del sector público en algunos sectores que podría dar lugar a fenómenos de competencia desleal.
Además, apuntó otra consecuencia sustancial debido al COVID-19 que sería una reordenación del sistema productivo internacional con una probable alza de los costes del transporte que incidiría más en las cadenas globales de menor valor añadido.
Por ello, defendió seguir una estrategia de búsqueda de seguridad y resiliencia en dichas cadenas globales de valor mediante un replanteamiento de las relaciones que va más allá de una mera relocalización. Todo esto supone, entre otras cosas, el aseguramiento de los suministros de determinados productos y flexibilizar la capacidad productiva de la industria ante nuevas necesidades. Se materializaría también en cuestiones como una mayor análisis del origen de los proveedores y su fiabilidad para lograr unas cadenas de suministro menos complejas y más concentradas que redundaría en una eficiencia de costes.
Consultas públicas europeas sobre política comercial e inversiones extranjeras
Bajo este escenario, informó que la Comisión Europea inició una revisión de la política comercial, que contempla una consulta pública, con el fin de calibrar cómo esta puede contribuir a una recuperación socioeconómica rápida y sostenible.
Sobre la consulta pública, parte esencial de este proceso de revisión, está dirigida a industrias, sociedad civil y la ciudadanía para que puedan realizan sus aportaciones y así ayudar a la Comisión Europea a identificar los retos y desafíos de la política comercial europea. En cuanto al plazo, se encontrará abierta hasta el 15 de septiembre y consta de 13 preguntas detalladas.
Respecto a la revisión, gira en torno a seis pilares:
- Construcción de una economía resiliente y sostenible. Mediante el concepto de autonomía estratégica abierta. Es decir, la búsqueda de equilibrio entre una Europa que siga abierta al comercio pero que proteja de forma estratégica a la ciudadanía y los sectores económicos.
- Apoyo a la recuperación económica y al crecimiento. Para ello, se necesita un marco normativo estable y confiable para los agentes económicos.
- Creación de oportunidades para las empresas. Singularmente, para las pymes, pues son más vulnerables a los vaivenes del comercio internacional.
- Maximizar la contribución de la política comercial para enfrentar los principales desafíos mundiales como el cambio climático o el desarrollo sostenible.
- Apoyar la transición o el desarrollo tecnológico.
- Mejorar la igualdad de condiciones y proteger a nuestras empresas y ciudadanos. En tal sentido, la apertura de mercados en la UE a empresas extranjeras no ha de implicar prácticas de competencia desleal al tejido productivo europeo.
También comentó que la UE busca defender los derechos de forma proactivas con procedimientos de solución de diferencias y la creación de nuevas figuras y reglamentaciones. Entre ellas, sobresale la figura del Chief Trade Enforcement Officer, que jugaría un papel determinante para aplicar de forma efectiva las reglas de los acuerdos comerciales.
Por otro lado, recordó que la Comisión Europea publicó el 17 de junio el libro blanco On levelling the playing field as regards foreign subsidies, que además incluye otra consulta pública que se extenderá hasta el 23 de septiembre. Un documento que aborda tres módulos que darían lugar a tres instrumentos o reglamentaciones diferentes:
- Sobre el control de los efectos de las subvenciones extranjeras en el mercado interior
- Sobre el control de las adquisiciones de empresas de la UE por parte de empresas controladas o subvencionadas por gobiernos extranjeros
- Sobre el esbozo de un instrumento legal específico para corregir desequilibrios o distorsiones en la competencia en el mercado de contratación pública europeo.
SOBRE LAS NEGOCIACIONES Y RELACIONES COMERCIALES
Nueva relación con el Reino Unido
Ya en el terreno de las negociaciones comerciales que está llevando a cabo la UE, manifestó que los acuerdos comerciales ambiciosos para reforzar y diversificar las cadenas de suministro son esenciales para propiciar una recuperación económica y social más sostenible.
Entre las más importantes, en primer lugar se refirió a la que atañe a la relación de la UE con el Reino Unido (RU). Hasta el momento, se han celebrado cuatro rondas negociadoras más una ronda extraordinaria a principios del mes de julio. Dado que el RU no ha solicitado prórroga del periodo transitorio, las negociaciones habrán de acelerarse para llegar con una solución más definida al 1 de enero del 2021. Con todo, se mostró confiada en llegar a un acuerdo de libre comercio de cero aranceles y cuotas que vaya más allá pues se precisa un tratado equilibrado y de igualdad de condiciones de competencia en el acceso a los mercados. De cualquier modo, sería una nueva relación menos fluida que la anterior debido a la burocracia aduanera, entre otros factores.
Sobre las intenciones del gobierno español expuso que «pretende que en el acuerdo también estén incluidos los servicios y disciplinas que se refieren a la participación de las empresas europeas, españolas, en el mercado de contratación pública». Mientras, la administración británica también ha instado a sus diferentes sectores y empresas a prepararse si finaliza el periodo transitorio sin acuerdo, en cuyo caso, las relaciones entre ambas partes se regirían por las reglas de comercio multilateral de la WTO.
Novedades sobre el acuerdo de asociación entre México y la UE
Sobre el acuerdo de modernización entre México y la UE, Méndez avanzó que actualmente se completa la revisión legal del texto y la previsión sería firmar el tratado durante la cumbre bilateral que se celebrará durante el primer semestre del 2021 entre ambas partes. Para que entre en vigor la parte comercial, antes deberá ser aprobado por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE y, posteriormente, ratificado por los parlamentos nacionales de los Estados miembros.
Del contenido del acuerdo, recordó que el 28 de abril, concluyeron las negociaciones de sobre las últimas cuestiones pendientes en el pilar comercial. Como ejemplo, el mercado de contratación pública mexicano en los niveles federal y subfederal, sobre los que se ha conseguido que las empresas europeas puedan acceder. Igualmente, se trata de un tratado que constará de una liberalización del 99% de las partidas arancelarias para los sectores agrícola e industrial y facilitará los trámites aduaneros. También sobresalen los acuerdos sobre reglas de origen, especialmente, en el sector del automóvil, la liberalización de los servicios marítimos y el capítulo de indicaciones geográficas.
Más cerca el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur
Respecto a la posibilidad de cerrar definitivamente el nuevo acuerdo comercial entre la UE y Mercosur, se mostró con suficiente confianza pues el 18 de junio se concretó la parte política y de cooperación después de muchos años de negociación. Además, valoró que España siempre ha contribuido a su impulso y ahora lidera el proceso de aprobación.
A pesar de las dificultades aún existentes e incertidumbres sobre el calendario, la complejidad de la negociación al ser múltiple o las reticencias mostradas por algunos miembros europeos como Francia, apuntó que se esperaría que el acuerdo pudiera entrar en vigor provisional en su parte comercial durante el primer semestre del 2021. En todo caso, en el marco de la presidencia semestral de la Comisión Europea, ahora alemana y después portuguesa. Un tratado que, según palabras de Méndez, supondría indudables efectos positivos para las empresas europeas y españolas pues significa la apertura de un mercado muy amplio y tradicionalmente muy cerrado.
En el contenido del tratado expuso que incluye el compromiso de las partes de respetar los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y del Acuerdo de París sobre medio ambiente con un cumplimiento efectivo para aplicar todas las convenciones sobre cambio climático y lucha contra la deforestación.
Otros acuerdos comerciales
Asimismo, citó algunas de las negociaciones de la UE para alcanzar otros acuerdos comerciales que se están llevando a cabo a otros ritmos con Chile, Australia, Nueva Zelanda, Indonesia o la modernización del acuerdo de asociación económica con países de África del Este y del SUR, el denominado grupo ESA. También citó el relanzamiento de las negociaciones comerciales con Marruecos, y la entrada en vigor finalmente el 1 de agosto del acuerdo de libre comercio con Vietnam.
La conflictividad marca la relación actual entre la UE y los EE.UU.
Por otro lado, el director general de Política Comercial del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, Juan Francisco Martínez, efectúo un breve repaso sobre el estado de las relaciones entre la UE y los EE.UU. Un vínculo marcado por la conflictividad como señaló, desde el inicio de la administración americana presidida por Donald Trump.
Una disposición que contrasta con la europea basada en «mantener una agenda de contactos frecuente y una búsqueda también de una agenda positiva para negociar una apertura comercial y una solución de conflictos». Como ejemplo, el proyecto de alcanzar un nuevo acuerdo comercial más limitado que el que se previó con el TTIP también parece estar estancado. Phil Hogan, comisario de Comercio europeo remitió una carta esta primavera a la parte norteamericana para retomar el diálogo. No obstante, la respuesta no permite guardar un avance esperanzador.
Entre los aspectos que nutren y resumen esta conflictividad general describió los cuatro principales:
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Los aranceles al acero y el aluminio
Introducidos al amparo de una investigación iniciada por EE.UU. que otorga relevancia estratégica a estos sectores. Fue el primer conflicto iniciado por Trump y desde la UE ya se ha denunciado y aplicado represalias, pero su resolución se muestra enquistada y las perspectivas de que mejore a escala trasatlántica pasan por encontrar áreas de común acuerdo que aún no se han concretado. Mientras, EE.UU. ya retiró sus aranceles sobre estos productos al renegociar con socios como Canadá o México.
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El conflicto de las aeronaves civiles
Describió que está a punto de cerrarse en términos de tramitación burocrática de la WTO tras más de 15 años. El contexto está referido al panel dentro de la WTO sobre Airbus que dio lugar a que EE.UU. estableciera una serie de represalias, aunque inferiores a las que el árbitro del asunto permitió. Actualmente, se está a la espera de que comunique el cálculo del árbitro sobre el panel de Boeing, ya resuelto, que se esperaba a finales del mes de junio. Sin embargo, a causa de la pandemia se conocerá a finales de septiembre o principios de octubre. Solo entonces la UE podrá imponer sus derechos compensatorios a los EE.UU. en forma de cuantías y represalias sobre productos norteamericanos. En este panorama, Martínez indicó que la CE pretende poder sentarse con los EE.UU. para negociar una solución definitiva y evitar estos roces en el futuro.
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Sobre el Impuesto Español sobre Servicios Digitales
Tiene que ver con la investigación iniciada por EE.UU y comunicada ya a la ministra de Industria sobre la intención de España de aplicar un impuesto digital a las empresas. El mismo procedimiento que ya hizo con Francia, Italia, República Checa, Austria, Reino Unido y Turquía. En cuanto a los siguientes pasos, se habrá de discutir sobre si lo que alega EE.UU. tiene base: dicho impuesto es discriminatorio y perjudicaría a las empresas norteamericanas. Martínez, defendió que no se trata de un impuesto discriminatorio pues no afecta a las empresas en función de su nacionalidad, solo trata de gravar como un impuesto indirecto las ventas en territorio nacional para equilibrar lo que sería una actividad comercial sin distinguir el cauce a través del cual tiene lugar. Se homogeneizaría así el trato fiscal sobre el mismo tipo de empresas. En cuanto a las perspectivas de este asunto, si el impuesto se aprueba en los próximos dos o tres meses, EE.UU. aplicaría medidas de represalia.
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Sobre los efectos en la UE de un acuerdo entre EE.UU. y China
Está en conexión con la posible relación económica y comercial que puedan alcanzar EE.UU. y China y cómo ello podría afectar a los vínculos trasatlánticos. Un conflicto, eminentemente político como señaló Martínez en el que está en juego también la hegemonía global. Por el momento, China y EE.UU. tienen una primera fase de acuerdo comercial que implicaría el compromiso chino en la compra de productos estadounidenses, muchos de los cuales tienen competidores directos europeos. Si bien, en una primera evaluación de la CE sobre este punto advirtió que sería muy difícil de cumplir por parte de China derivado de ese acuerdo bilateral. En todo caso, expuso que este tema está bajo vigilancia permanente para poder reclamar si se produce una distorsión que pudiera afectar a los flujos de comercio europeo.