En el Día Europeo de las Profesiones Liberales (13 de noviembre del 2019) convocado por el Comité Económico y Social Europeo (CESE)
Adaptarnos a los tiempos para ofrecer el mejor acto profesional posible… o que los tiempos se adapten a los y las profesionales del presente para asegurar el futuro. Pudiera parecer que esta dualidad es la que se nos presenta en el actual contexto de innovación y desarrollo tecnológico que abordamos desde las profesiones liberales, aquí, hoy, en la celebración del Día Europeo de las Profesiones Liberales.
Sin embargo, desde nuestra perspectiva, no creemos que haya que escoger entre una u otra opción. Más bien, optamos por una vía intermedia, transformadora; aquella en la que se entiende que el futuro de nuestra sociedad, construida sobre unos valores profesionales, que son también los de la ciudadanía europea, pasa por asegurar el acto profesional del presente… y del futuro. Una vía intermedia que conduce, primero de todo, a que la sociedad comprenda las implicaciones de las profesiones liberales en el día a día, en la cotidianeidad… y, a partir de ahí, ver cómo la tecnología puede acompañar a los y las profesionales: qué retos plantean conceptos tan amplios como Inteligencia Artificial, y hasta qué punto los cambios tecnológicos se están llevando a cabo contando con nosotros, los y las profesionales liberales.
Somos conscientes de que, durante el día de hoy, grandes expertos en la materia trasladarán sus puntos de vista sobre la Inteligencia Artificial, los algoritmos y su aprendizaje, y los profesionales tras el entrenamiento de esos algoritmos. Somos conscientes de que nuestras reflexiones parten de un punto de vista más profano, pero no por ello exento de valor.
Sabemos que la ausencia de mujeres en el campo de la Inteligencia Artificial reproduce el sexismo: si se construye un sistema inteligente que aprende lo suficiente sobre las propiedades del lenguaje para poder entenderlo y reproducirlo, en el proceso también adquirirá asociaciones culturales heredadas, entre ellas los prejuicios de género.
Sabemos que la ausencia de mujeres en el campo de la Inteligencia Artificial reproduce el sexismo: si se construye un sistema inteligente que aprende lo suficiente sobre las propiedades del lenguaje para poder entenderlo y reproducirlo, en el proceso también adquirirá asociaciones culturales heredadas, entre ellas los prejuicios de género. Es por esto que la escasa participación de las mujeres en el sector de la Inteligencia Artificial debería ser corregida, entre otras cuestiones, para evitar sesgos de género en las máquinas, de las que ya somos interdependientes. Lo mismo sucede con otros sesgos, como pueden ser los raciales, que podrían pasar más o menos desapercibidos si no estamos atentos; si no cuestionamos estructuras como el lenguaje y todo lo que trae aparejado.
Sabemos que la ciudadanía, como consumidora, está cada vez más concienciada. Estamos habituándonos como consumidores, como ciudadanos, a que nos expliquen el lugar, o lugares, dónde han recalado nuestros datos. En esta línea, ¿no tendría sentido saber también quién trabaja con nuestros datos y, lo que es más importante, bajo qué condiciones? Cada vez más profesionales con carrera universitaria se encargan de servicios ligados a la información en condiciones que nos es difícil de detectar al realizarse a través de plataformas, pero que debemos monitorizar si queremos asegurar que el acto profesional se realiza en unas condiciones dignas; si queremos asegurar que la Inteligencia Artificial capaz de crear empleo no extiende la precariedad.
¿Por qué? A día de hoy, el potencial de la Inteligencia Artificial es totalmente desconocido. Intuimos que, con el tiempo, podrá llegar a todo. Hasta entonces, creemos importante, como hemos expuesto en la introducción, que las características inherentes a las profesiones liberales queden nítidas. Hemos citado el acto profesional, esencia de la profesión liberal, que ha de tener garantizada la independencia en el ejercicio de la misma, la responsabilidad personal, así como el control de ese acto profesional y el cumplimiento de un código deontológico como garantía para la ciudadanía.
Estas características, propias y genuinas, están siendo analizadas y puestas en valor por el Comité Económico y Social Europeo (CESE), que dedica tiempo y recursos a analizar estas especificidades. Desde aquí, gracias, pues sois el altavoz desde el cual alentar a la comprensión de estas estructuras pues sin dicha comprensión de las profesiones liberales puede resultar más dificultoso realizar planteamientos adecuados. Sin ir más lejos, en Unión Profesional trabajamos con 33 profesiones de los sectores jurídico, sanitario, científico, económico, educativo, técnico (arquitectura e ingenierías) y social. En el Consejo Europeo de las Profesiones Liberales (CEPLIS) somos 43 asociados de diferentes países y profesiones, acogidos a unos Valores Comunes en el marco de la Unión Europea que subrayan el nivel de compromiso y conocimientos requeridos a los y las profesionales liberales.
Conocer y comprender las características comunes de estas profesiones, sobre todo desde el ámbito internacional, todo un privilegio, nos empuja a entenderlas como una gran red desde la que aprender de nuestros semejantes
Conocer y comprender las características comunes de estas profesiones, sobre todo desde el ámbito internacional, todo un privilegio, nos empuja a entenderlas como una gran red desde la que aprender de nuestros semejantes; y que nos provee de una perspectiva holística, de una serie de aprendizajes multi profesionales que subrayan la complejidad a la que nos enfrentamos como organizaciones, y que tienen su reflejo en el día a día de cada profesional liberal donde también se requiere de una visión estratégica, capacidad de análisis y empatía. Porque, como no puede ser de otra manera, el componente humano es uno de los factores esenciales, por no decir el más importante, de las profesiones. Empatía, trato humano, inteligencia emocional.
Nos encontramos en una era de “interdependencia digital”. Los Valores Comunes de las Profesiones Liberales, renovados hace apenas un lustro por CEPLIS, sin duda están en sintonía con el desarrollo de esta interdependencia 2.0, donde las profesiones se dan de la mano de los nueve valores identificados por el grupo de expertos responsables del Informe del Panel de Alto Nivel del Secretario General sobre la Cooperación Digital de la ONU de este pasado junio. Estos son: la inclusión, para no dejar a nadie atrás; el respeto, por los derechos humanos y la dignidad humana; valores siempre centrados en el ser humano; lo que revierte en buscar el bienestar humano; transparencia; colaboración; accesibilidad; sostenibilidad y armonía.
Unos Valores Comunes de las Profesiones Liberales que, a su vez, incorporan activamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los valores y cultura profesionales, tal y como asumieron la Unión Mundial de Profesiones Liberales (UMPL) y CEPLIS en la anterior edición del Día Europeo de las Profesiones Liberales, aquí, en el CESE. Valores comunes más necesarios que nunca, sobre todo en época de transformaciones cada vez más aceleradas y carestía de información fiable. En estas circunstancias, los y las profesionales son clave, también para establecer las bases de cómo la tecnología puede ayudar al desarrollo y, tal y como concretaron en Informe del Panel de Alto Nivel del Secretario General sobre la Cooperación Digital de la ONU llegar a establecer una Declaración de Interdependencia Digital, en sintonía con la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Los profesionales liberales han de estar actualizados en su labor, sin duda, pero a su vez no debemos olvidar que su labor afecta al interés general; es decir, su ejercicio tiene un gran impacto en el desarrollo y garantía de los Derechos Fundamentales, razón de más para tener en cuenta, desde las profesiones, la importancia de una formación a lo largo de la vida
Y, para que todo esto sea posible, estamos de acuerdo con Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, cuando asegura que “necesitamos una inversión masiva en educación, pero también un tipo diferente de educación. Porque, no solo necesitamos seguir aprendiendo, sino aprendiendo a aprender y aprendiendo a hacerlo a lo largo de la vida”. Los profesionales liberales han de estar actualizados en su labor, sin duda, pero a su vez no debemos olvidar que su labor afecta al interés general; es decir, su ejercicio tiene un gran impacto en el desarrollo y garantía de los Derechos Fundamentales, razón de más para tener en cuenta, desde las profesiones, la importancia de una formación a lo largo de la vida (Desarrollo Profesional Continuo); formación de la cual las organizaciones profesionales han de ser conscientes y desde luego, proveerla. Garantizarla.
Pero, Antonio Guterres también citaba ese “aprender a aprender” a lo largo de la vida que se da la mano de la innovación, y que supone desarrollar, ampliar, evolucionar todo el entorno digital del que, ya lo hemos comentado, somos interdependientes hoy. No obstante, insistimos en el cuidado que debemos tener a la hora de trazar nuevos horizontes. El modelo de las profesiones liberales y sus valores comunes es sólido, justo e insustituible, y está en consonancia con los posicionamientos económicos y sociales que tienen los Derechos Fundamentales como guía. Los y las profesionales, como garantes de esos Derechos Fundamentales, entienden que la tecnología, incluida aquella que a día de hoy conocemos como Inteligencia Artificial, es inevitable; su crecimiento no cesa; sus mutaciones son constantes. Y su medida ha de ser lo humano. Los seres humanos. Nosotros y nosotras. Interdependientes e innovando, sin duda, pero sin olvidar que las profesiones, que los y las profesionales, trabajan, trabajamos, por la dignidad de la ciudadanía. Eso es lo que hay que proteger… y respaldar.