Julia Pastor, directora de Cooperación Internacional Cruz Roja
Desde Cruz Roja Española destacamos el papel crucial de la defensa de la asistencia humanitaria como un pilar esencial del Derecho Internacional Humanitario sirviendo de ayuda imprescindible a la hora de salvar vidas, atender necesidades básicas —entre ellas, el acceso universal a servicios básicos—, aliviar el sufrimiento y preservar la dignidad.
Según datos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en 2024 nos enfrentamos en torno a 130 conflictos armados en todo el mundo, con la participación de más de 60 Estados y alrededor de 130 grupos armados no estatales. Se trata del mayor número de conflictos activos desde la Segunda Guerra Mundial.
Esta evolución evidencia una preocupante deriva geopolítica, caracterizada por la fragmentación del orden internacional, el aumento de tensiones regionales, la competencia por los recursos, el debilitamiento de los mecanismos multilaterales de prevención y resolución de conflictos, así como una alarmante erosión del respeto al Derecho Internacional Humanitario.
CONSECUENCIAS DEVASTADORAS
De acuerdo a datos del 2024, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) estima que 210 millones de personas viven en zonas bajo el control total o disputado de grupos armados. Las consecuencias son devastadoras: en el último año, más de 162.000 personas han perdido la vida y más de 123 millones se han visto obligadas a abandonar sus hogares a causa de la violencia según ACNUR. Al mismo tiempo, el acceso humanitario se ve cada vez más comprometido, y operar en estos contextos se ha vuelto más peligroso que nunca. En 2024 y de acuerdo a datos recogidos por https://www.aidworkersecurity.org/, 380 trabajadores humanitarios fueron asesinados, el número más alto jamás registrado, lo que supone un aumento del 30 % respecto a 2023.
Los Territorios Palestinos Ocupados han registrado el mayor número de incidentes de seguridad para el personal humanitario, con más de 270 incidentes y más de 408 personas asesinadas, entre ellas 50 miembros de la Media Luna Roja Palestina desde el 7 de octubre de 2023.
Dentro del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, en 2024 se notificaron 38 muertes de personal y voluntariado, de las cuales 29 ocurrieron en contextos de conflicto armado. Esta cifra es inaceptablemente alta, especialmente porque muchas de estas muertes se produjeron como resultado de ataques directos, a pesar de que las víctimas estaban claramente identificadas como personal humanitario.
Los Territorios Palestinos Ocupados han registrado el mayor número de incidentes de seguridad para el personal humanitario, con más de 270 incidentes y más de 408 personas asesinadas, entre ellas 50 miembros de la Media Luna Roja Palestina desde el 7 de octubre de 2023. En Sudán, el conflicto ha provocado la muerte de 84 trabajadores humanitarios, incluidos 28 voluntarios y personal de la Media Luna Roja Sudanesa.
En este contexto, es importante señalar la importancia de la protección de la misión médica como garantía del acceso humanitario y la prestación de asistencia a todas las personas afectadas por un conflicto.
HUMANIDAD E IMPARCIALIDAD
Los principios de humanidad e imparcialidad son la piedra angular del Derecho Internacional Humanitario y la asistencia humanitaria (y está estrechamente relacionado con la misión médica). No en vano, la Convención de Ginebra de 22 de agosto de 1864 para el mejoramiento de la suerte de los militares heridos en campaña — norma que se erige en el punto de partida del DIH — refleja la voluntad de la comunidad internacional para aliviar los males de la guerra en relación a los heridos en campaña, garantizándose una mínima humanidad durante las hostilidades. Con la aprobación de las diferentes normas convencionales que conforman el corpus iuris del DIH los cometidos del personal sanitario, así como de los medios que disponen para ejecutarlos, adquieren una gran importancia en orden a dar cumplimiento al principio de humanidad. Resulta imprescindible que este personal, sus transportes sanitarios e instalaciones sean respetados para que la protección de la salud de las personas protegidas en caso de conflicto armado no se menoscabe, pudiéndose así dar cumplimiento al principio básico de humanidad y siendo una condición necesaria para la protección de las víctimas.
Resulta imprescindible que el personal, sus transportes sanitarios e instalaciones sean respetados para que la protección de la salud de las personas protegidas en caso de conflicto armado no se menoscabe, pudiéndose así dar cumplimiento al principio básico de humanidad y siendo una condición necesaria para la protección de las víctimas.
DESAFÍOS CADA VEZ MAYORES
Actualmente, doce países en los que trabajamos están afectados por conflictos armados. Esto nos obliga a reafirmar nuestro compromiso de seguir acompañando a las Sociedades Nacionales en sus respuestas humanitarias, promoviendo el acceso humanitario seguro, reforzando su capacidad operativa y la protección de su personal. Es fundamental que sigamos apostando por una acción humanitaria eficaz, segura y sostenida en el tiempo con el objetivo de salvar vida, aliviar el sufrimiento humano y reducir la vulnerabilidad de la población afectada, acompañado de un fortalecimiento de nuestra capacidad de gestión de la seguridad para garantizar la protección de nuestro personal y asegurar la continuidad de las operaciones.
En estos momentos es urgente recordar que la protección de la ayuda humanitaria es una obligación legal y moral de la comunidad internacional.
La asistencia humanitaria salva vidas, pero también alivia el sufrimiento, garantiza el acceso a servicios básicos, protege la dignidad humana y permite que las comunidades mantengan un mínimo de esperanza en medio del caos. Sin embargo, esta labor solo puede cumplirse si se respetan condiciones básicas como el acceso seguro, respeto al personal humanitario y cumplimiento riguroso del Derecho Internacional Humanitario (DIH) por parte de los Estados y de los grupos armados no estatales; y de los principios humanitarios, por parte de las organizaciones.
Nuestras capacidades dependen directamente del respeto que se tenga a nuestro mandato y a nuestra neutralidad. La labor humanitaria no se puede desarrollar si quienes la llevan a cabo no están protegidos.
Los Convenios de Ginebra de 1949 y sus protocolos adicionales cuentan con respaldo universal y son el núcleo del derecho internacional humanitario, el ordenamiento jurídico internacional que regula la conducción de los conflictos armados y trata de limitar sus efectos. El DIH es un marco legal internacionalmente reconocido y de obligado cumplimiento, incluso en los contextos más complejos. Aun así, hoy seguimos siendo testigos de violaciones sistemáticas del DIH: ataques a infraestructuras sanitarias, bloqueos a la entrada de ayuda humanitaria, desplazamientos forzados o falta de protección de la población civil. La comunidad internacional no puede olvidar y debe defender, que la asistencia humanitaria es un derecho básico de quienes más lo necesitan.
Desde Cruz Roja Española trabajamos sobre el terreno en coordinación con las Sociedades Nacionales del Movimiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, para llegar hasta donde casi nadie más puede. Pero nuestras capacidades dependen directamente del respeto que se tenga a nuestro mandato y a nuestra neutralidad. La labor humanitaria no se puede desarrollar si quienes la llevan a cabo no están protegidos.
La defensa de la asistencia humanitaria no es solo competencia de las organizaciones que la prestan. Es una responsabilidad compartida de Estados, instituciones, profesionales, medios de comunicación y ciudadanía. Proteger la asistencia humanitaria es proteger el Principio de humanidad. No hacerlo es permitir que el sufrimiento evitable se convierta en norma.