El Consejo General del Notariado y Unión Profesional promueven el concierto benéfico ‘Música por la infancia desplazada’

Los profesionales españoles suman esfuerzos para apoyar a los niños inmigrantes y refugiados.

El próximo 6 de abril, a las 19:00 horas, se celebrará en el Teatro Monumental de Madrid el concierto benéfico Música por la infancia desplazada. Los fondos recaudados se destinarán a proyectos destinados a la infancia refugiada en España de dos instituciones: Cruz Roja Española y Plataforma de la Infancia, que engloba a más de setenta entidades.

Este concierto está siendo impulsado y organizado por el Consejo General del Notariado, a través de sus dos fundaciones –Fundación del Notariado y Fundación Aequitas-, junto a Unión Profesional, que engloba a 34 Consejos Generales y Colegios Profesionales de ámbito nacional.

La Joven Orquesta Bohème, dirigida por Luis Prades Rubias, interpretará tres obras: Egmont Obertura, del Maestro Ludwig van Beethoven; Danzas eslavas, de Antonín Dvořák, y Aurora Europa, una oda a la Unión Europea, compuesta por el notario y compositor Josep María Valls.

Las entradas están disponibles en la página oficial del Teatro Monumental con unos precios que oscilan entre los 15 y los 45€ . Además, para aquellos que no puedan acudir al concierto y quieran colaborar con un donativo, se ha habilitado la ‘Fila 0’ para que puedan hacerlo. 

El acto contará con la presencia de numerosas personalidades del ámbito jurídico, social, económico y cultural. También se espera la asistencia de representantes Gobierno español y de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid.


UN PAÍS DE ACOGIDA

Los niños refugiados e inmigrantes de Ucrania, Siria, Afganistán, Senegal o norte de África siguen en aumento en España. 

Las ONG no dejan de mostrarnos datos descorazonadores de personas que se ven obligadas a abandonar sus países, muchas de ellas menores de edad. Canarias es el mayor puerto de entrada de inmigrantes en la Frontera Sur, a los que hay que sumar los de otros puntos de llegada en Ceuta, Melilla o Baleares, sin contar con los 50.000 niños refugiados procedentes de Ucrania desde el inicio de la guerra.