José Antonio Galdón Ruiz, es presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI) y vicepresidente de Unión Profesional.
1.- Los resultados del Barómetro Industrial (2023) muestran como la percepción de los profesionales del sector respecto a este último es cada vez más positiva, ¿a qué considera que se debe esta mejora?, ¿en qué cuestiones cree que se ha de seguir trabajando para lograr que la industria ejerza un mayor peso sobre el PIB español?
Hay que tener en cuenta que veníamos de unos años complicados con motivo de la pandemia del Covid-19, en 2020, que generó una considerable incertidumbre en la sociedad, y supuso un freno a la producción industrial. Por ello, ya en 2022 se apreció una mejora en la percepción de los profesionales del sector, que se acrecentó todavía más en 2023, al experimentar un escenario más propicio, tanto en el ámbito económico como en el industrial, con respecto a los años anteriores, en lo que a su situación laboral se refiere. A ello hay que unir el buen momento que vive la Ingeniería en la actualidad.
Lo cierto es que el descenso de la producción industrial que se lleva experimentando durante los últimos ocho meses de forma consecutiva, contrasta en parte con la mejor percepción que los profesionales de la ingeniería tienen sobre su situación o sobre la situación global de la economía y el sector industrial, dado que, por un lado, hay una mayor demanda de ingenieros, debido en gran medida a la transformación digital y tecnológica, y por otro, de la pujanza en el sector de las instalaciones energéticas, donde los ingenieros de la rama industrial somos elementos clave, lo que en su conjunto está propiciando mejoras en las condiciones laborales y salariales de nuestros profesionales.
Sin embargo, a pesar de esta buena percepción, en líneas generales, los profesionales aprecian también problemas estructurales en el sector industrial de nuestro país, debido a que España es, cada vez más, una economía de servicios, con baja productividad, con la competencia de países extracomunitarios, el elevado endeudamiento público, desempleo, inflación, volatilidad de los precios energéticos, etc.
Por ello, es fundamental seguir trabajando para lograr que la industria ejerza un mayor peso sobre el PIB español, teniendo en cuenta que se trata, además, de un sector estratégico para nuestra economía y desarrollo, y concretamente y entre otros, deberíamos fomentar el tejido industrial que diese soporte a la transición energética que nos hemos marcado, y que resulta a su vez esencial para conseguir nuestra autonomía estratégica.
2.- Siguiendo con lo recogido en el citado estudio, un 80% de los profesionales del sector considera necesario contar con una nueva Ley de Industria. ¿Qué aspectos considera que ha de contemplar esta Ley para saber responder de forma eficiente a la coyuntura actual?
Precisamente, los problemas estructurales en el sector industrial, a los que me refería anteriormente, deberían ser afrontados en una nueva Ley de Industria, que, entre otras cuestiones, debería apostar por la autonomía estratégica y considerar las zonas despobladas como eje del nuevo desarrollo industrial que dé soporte a la transición energética y la descarbonización de la economía.
Hemos de tener en cuenta que la industria, en general, lleva perdiendo peso en nuestra economía desde finales del siglo pasado, y además ahora está atravesando un bache, que comienza a ser preocupante tras ocho meses consecutivos de caída, lo cual es el resultado de la actual situación de baja demanda, elevada inflación y altos tipos de interés, al margen de otras cuestiones más estructurales, como la elevada dependencia energética y, por tanto ,la volatilidad de los precios, la deslocalización paulatina del tejido industrial desde finales del siglo pasado, y la voraz competencia desleal de otros tantos países, ajenos a las rigurosas exigencias que nos estamos autoimponiendo en Europa.
La Ley de Industria, entre otras cuestiones, debería apostar por la autonomía estratégica y considerar las zonas despobladas como eje del nuevo desarrollo industrial que dé soporte a la transición energética y la descarbonización de la economía
En este sentido, las medidas que se adopten deberían ir encaminadas a conseguir la autonomía estratégica que necesitamos como país y como Unión Europea, de la que no nos dimos cuenta hasta que llegó la pandemia del COVID-19, cuando sufrimos desabastecimientos de insumos estratégicos.
Para ello, será necesario establecer un modelo que refuerce la capacidad inversora y mejore la competitividad de las empresas industriales, por lo que resulta esencial tener una Ley adaptada a las necesidades actuales y de futuro, pero que a su vez venga acompañada de otras medidas globales a nivel fiscal que, para todo el sector, propicie la reinversión en investigación, innovación y desarrollo. Vamos a requerir nuevas inversiones en sectores estratégicos, que a su vez deberían estar ligados a nuevos polos energéticos (hidrógeno verde, biocombustibles…) y a ser posible, ligados a zonas de reto demográfico, para de esta forma afrontar otro de los grandes problemas que tenemos, porque a través de la industria no solo se genera riqueza y economía, sino que además se fija población y mejoran las infraestructuras, servicios, etc.
3.- El uso de la tecnología y los sistemas de inteligencia artificial ha cambiado por completo la perspectiva de la industria en nuestro país ¿Cuáles son las oportunidades y retos a los que se enfrenta el sector industrial a nivel nacional? ¿Qué diferencias hay entre comunidades autónomas?, ¿y a nivel europeo?
En la encuesta de nuestro VII Barómetro Industrial, se preguntaba a los profesionales sobre la IA, y más de la mitad de los encuestados, el 56%, considera que supondrá un avance para el sector, mientras que un 29% opina que puede conllevar la pérdida de puestos de trabajo.
En cuanto a los retos a los que se enfrenta el sector industrial, es necesario fijarse unos hitos a medio-largo plazo, que marquen el rumbo sobre el que deberán pivotar las diferentes políticas y estrategias, lo cual no va a ser fácil, ya que siempre vamos a estar expuestos a otros muchos condicionantes económicos y sociales a nivel global que, sin duda, condicionarán la consecución de los objetivos marcados, pero será esencial nuestra mejora en competitividad, y para ello, será imprescindible el uso adecuado de las tecnologías y además aumentar el tamaño de nuestras empresas.
Otro de los principales retos, que al mismo tiempo supone una oportunidad, es la descarbonización de la economía que, al margen de los beneficios ambientales, representa la solución a uno de los grandes problemas de nuestro país, como es la altísima dependencia energética y, por tanto, debería convertirse en una prioridad estratégica, ya que no solo va a necesitar una gran inversión, sino que la misma debería a su vez retroalimentar la demanda industrial interna, o lo que es lo mismo, necesitamos la industria que dé soporte a la implantación a las infraestructuras, instalaciones, bienes de equipo y productos necesarios en la descarbonización. Por tanto, se deberían abrir nuevas oportunidades en sectores con alta demanda interna, que nos permitiese, a su vez, acercarnos a los objetivos de la UE en materia industrial.
Otro de los principales retos, que al mismo tiempo supone una oportunidad, es la descarbonización de la economía que, al margen de los beneficios ambientales, representa la solución a uno de los grandes problemas de nuestro país, como es la altísima dependencia energética y, por tanto, debería convertirse en una prioridad estratégica
Por otro lado, en lo que respecta a las diferencias entre comunidades autónomas, en el análisis de la situación que se realiza en nuestro VII Barómetro, sobre cuánto aporta el PIB industrial de cada comunidad autónoma a su PIB regional, destacan positivamente las regiones del norte de España, especialmente Navarra, País Vasco y La Rioja, quedándose las dos últimas cercanas a un peso industrial del 25% del PIB, y con Navarra encabezando la lista con un 28%.
En el lado opuesto, encontramos los dos archipiélagos españoles, los cuales apenas superan el 5%, y dentro de la península a Madrid y a Andalucía, que rondan el 10%. Estas cuatro, unidas a Extremadura, que se encuentra muy próxima a la media, son las únicas comunidades por debajo de la media nacional.
Por su parte, en el análisis de la aportación del PIB industrial de cada comunidad autónoma al PIB industrial nacional, se muestra que es Cataluña la comunidad autónoma que más contribuye al total de la industria nacional, con un 21,68%, seguida de un grupo de comunidades autónomas formadas por Madrid, Andalucía y Valencia con una contribución de alrededor del 11-12%.
En la comparativa europea, elaborada con la última información anual disponible (2021) ofrecida por Eurostat (cuyas cifras calculadas coinciden para España con los datos del INE), se constata que se mantiene en el tiempo la posición que España tenía respecto al resto de países a nivel europeo para las distintas magnitudes comparadas. Así, como ya sucediera en 2020, en 2021 España vuelve a ocupar el sexto lugar del ranking en el número de empresas (7,85% del total); el cuarto lugar en el volumen de cifra de negocios (6,46% del total), y el cuarto lugar en lo que respecta a valor añadido (5,80% en 2021).
Este año, como novedad, se ha incorporado en el Barómetro el número de trabajadores en industria para cada país, así como los totales para la Unión Europea. Para esta nueva variable incorporada, España ocupa el quinto lugar en el ranking internacional europeo (6,80% de los trabajadores del total).
4.- Avanzar hacia la transición energética y la descarbonización de la industria son dos cuestiones prioritarias para la Unión Europea ¿Cómo pueden contribuir a ello las corporaciones colegiales? Y particularmente, ¿cómo lo hacen desde su corporación?, ¿Qué importancia tiene la multidisciplinariedad en este ámbito?
Los ingenieros de la rama industrial contribuyen enormemente a la transición energética y la digitalización de la economía, debido a sus conocimientos, como expertos en la materia, y por ser un colectivo altamente comprometido con ella, ya que una gran parte de estos profesionales trabajan en este ámbito, lo que les convierte en verdaderos protagonistas en la evolución y el progreso de la sociedad.
El sector de las energías renovables, con casi 25.000 proyectos visados en 2022 por estos profesionales, es el que más ha crecido, hasta alcanzar una subida del 377%, en el periodo 2020-2022, y del 288% con respecto a 2019 (previo a la pandemia del coronavirus), lo que les convierte en los principales protagonistas en la transición energética y ecológica de nuestro país. De forma global, los proyectos visados en el sector de la energía crecieron casi un 70% en el periodo 2020-2022, con más de 70.000 trabajos realizados en 2022, y experimentaron un 44,5% de crecimiento en comparación con el año 2019.
Desde los Colegios de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales se trabaja intensamente para ofrecer a nuestro colectivo los mejores servicios, y ayudarles así en el desarrollo de sus carreras profesionales, facilitándoles las herramientas competitivas que necesitan para ello.
Las corporaciones profesionales, como corporaciones de derecho público, velan por la protección de los derechos de los consumidores y usuarios de los servicios prestados por los colegiados, al tiempo que defienden los intereses de estos profesionales y de la profesión en su conjunto. Esto dota a los colegios profesionales de un carácter particular para poder cumplir de forma adecuada con las funciones atribuidas. Entre ellas, los colegios profesionales desempeñan labores en favor del desarrollo profesional continuo (la formación continua de los profesionales a lo largo de la vida).
Necesitamos, no solo afianzar el modelo hacia la transición energética que nos permita una menor dependencia de los combustibles fósiles, de los que no disponemos, sino que además se genere una demanda interna industrial para satisfacer las necesidades de la descarbonización de la economía
En este sentido, desde nuestra corporación ofrecemos a los profesionales la formación que necesitan para el desempeño de su trabajo, a través de nuestra Plataforma de formación e-learning, con cursos totalmente actualizados y adaptados a sus necesidades, en diversas materias, y entre los que se encuentran, por supuesto, aquellos que tienen como objeto la transición energética y la descarbonización de la industria.
Necesitamos, no solo afianzar el modelo hacia la transición energética que nos permita una menor dependencia de los combustibles fósiles, de los que no disponemos, sino que además se genere una demanda interna industrial para satisfacer las necesidades de la descarbonización de la economía. Nuestra labor como corporación colegial es trabajar para sentar las bases en la consecución de este objetivo, con todas las herramientas y actuaciones que estén en nuestra mano llevar a cabo.