El avance de la crisis provocada por la pandemia de COVID-19 demanda un análisis cada vez más frecuente y preciso en diferentes ámbitos con objeto de que los dirigentes y los agentes socioeconómicos puedan tomar mejores decisiones.
Uno de ellos, por su relevancia, es el tejido productivo de la economía, el cual viene soportando buena parte de la afectación con destrucción de empleo e incluso cierre de empresas —101.086 menos en el último año según el registro de la Seguridad Social—, sobre todo, en aquellos sectores más relacionados con el turismo y el comercio de prestación en físico. De este modo, si nos preguntamos en qué medida podemos medir su resistencia, ahora tenemos un indicador más para analizar bajo la perspectiva de las profesiones desde Unión Profesional.
Una estadística para medir la supervivencia del tejido productivo
A comienzos de febrero conocimos la estadística experimental de Coyuntura Demográfica de Empresas elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) destinada a responder la necesidad de proveer información de mayor periodicidad sobre el impacto de la crisis actual.
El interés de este trabajo reside en poder observar el impacto de la pandemia en la tasa de supervivencia de una muestra o cohorte seleccionada de casi 1,2 millones de empresas, o unidades legales empleadoras, y más de 2,9 millones de trabajadores autónomos entre el 1 de enero y el 1 de octubre del 2020.
Los servicios sanitarios, sociales y jurídicos presentan mayor resistencia
Así, podemos contemplar el porcentaje de entidades supervivientes de dicha cohorte por distribución territorial y por sexo en el caso de los autónomos, e inferir el nivel de resistencia y fortaleza económico-financiera del aparato productivo de la economía y del subsector de servicios profesionales en particular a partir de las distintas divisiones de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE-2009).
Respecto al número de empresas empleadoras que se relacionaban con el subsector de servicios profesionales el 1 de enero del 2020, la tasa de supervivencia era del 89,21% de ellas el 1 de octubre, una caída lógicamente preocupante por la situación, pero que muestra más fortaleza respecto a solo el 82,55% que aún permanecían en el conjunto de la economía, lastrada por la mayor destrucción en las empresas de turismo y ocio. En autónomos este porcentaje de supervivencia fue mayor también para las profesiones con un 89,98% del total después de los nueve primeros meses del 2020, frente al 89,17% en el agregado de la economía. Una diferencia menor que reflejaría una mayor resistencia generalizada de este colectivo que opera por cuenta propia.
La mayor demanda de actividad que han experimentado las profesiones sanitarias y sociales para atender los diversos frentes de la pandemia, y las profesiones jurídicas debido al alza de la conflictividad social, económica y laboral derivada de la crisis.
Cuando profundizamos en este mejor comportamiento del subsector, sobresalen unos porcentajes de supervivencia de empresas y autónomos por encima del 90% en las divisiones de servicios sanitarios y sociales, y de servicios jurídicos y de contabilidad. Ello estaría en sintonía con la mayor demanda de actividad que han experimentado las profesiones sanitarias y sociales para atender los diversos frentes de la pandemia, y las profesiones jurídicas debido al alza de la conflictividad social, económica y laboral derivada de la crisis que se traducirá con diferente intensidad en mayor litigiosidad. Un fenómeno que venimos describiendo también en el análisis mensual de los datos de afiliación.
La publicidad y estudios de mercado, y el sector educativo, cruz para las profesiones
En el lado contrario, encontramos otras divisiones que contemplan el ejercicio de profesiones como la de publicidad y estudios de mercado, y otras actividades profesionales, científicas y técnicas, cuyas tasas de supervivencia empresarial y autónoma se encuentran en el entorno del 80%.
La caída de la demanda, fundamentalmente de las empresas que precisarían dichos servicios, podría haber repercutido en un mayor número de cierres para los profesionales que operaban a inicios del pasado del año en estas áreas.
Incluso el sector de la educación registró solo un 72,41% de empresas que permanecían después de los tres primeros trimestres del 2020. Una situación que podría explicarse en este caso por un cierto volumen de centros educativos o academias eminentemente de carácter privado y presencial que no habrían podido resistir lo suficiente por el momento dada la situación de crisis y las restricciones sanitarias.
Las profesionales autónomas estarían acusando más la crisis
Un capítulo especial de esta estadística tiene que ver con la desagregación de la tasa de permanencia entre hombres y mujeres que operan por cuenta propia. Tanto en el subsector de servicios profesionales como en el montante de la economía se calcula un mayor cese de las autónomas en el periodo registrado pues solo seguían ejerciendo el 87,81% de la cohorte seleccionada, dos puntos menos que sus compañeros. No obstante, si comparamos entre el grupo de profesionales autónomas y el conjunto de mujeres en esta forma de ejercicio, en las primeras permaneció un punto porcentual más con un 88,90% del total.
En todas las divisiones su tasa de supervivencia en el ejercicio autónomo fue menor en ellas en comparación con los autónomos, con porcentajes destacados de más de tres puntos porcentuales abajo en el entorno del 85% en la división de publicidad y estudios de mercado, actividades auxiliares a los servicios financieros y a los seguros, servicios de arquitectura e ingeniería, y programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática, respectivamente.
Es probable que buena parte de las autónomas en las profesiones técnicas hayan acusado una menor resistencia en términos de recursos al estar más afectadas en términos de precariedad con una ganancia media anual inferior y mayor ocupación a jornada parcial que sus homólogos autónomos.
Divisiones cuyo denominador común es tener un menor porcentaje de mujeres ocupadas frente a las de profesiones sanitarias y sociales donde ellas son mayoría y cuya tasa de permanencia de los ejercientes por cuenta propia se mantuvo muy similar entre hombres y mujeres. En este punto, es probable que buena parte de las autónomas en las profesiones técnicas hayan acusado una menor resistencia en términos de recursos al estar más afectadas en términos de precariedad con una ganancia media anual inferior y mayor ocupación a jornada parcial que sus homólogos autónomos.
Datos y conclusiones que actualizamos anualmente en Unión Profesional en el Estudio UP: Sobre las brechas salariales y laborales entre hombres y mujeres en las profesiones en el marco del Día Internacional de la Mujer.
Las profesiones presentaron mayor cese de actividad en la mitad sur del país
Igualmente, es de especial interés ilustrativo la distribución territorial del impacto de supervivencia del tejido productivo de nuestro país. Como se puede observar en el Mapa relativo a las empresas de servicios profesionales, el porcentaje de permanencia de la cohorte observada se mantuvo por encima del 90% en la mitad norte del país, mientras que este porcentaje cayó claramente por debajo del 90% en la mitad sur incluyendo Canarias, Ceuta y Melilla. Un fenómeno que en el caso de los autónomos fue similar aunque algo menos notorio.
Si bien es pronto para sacar conclusiones, la primera evidente es que la fortaleza del subsector de servicios profesionales está por encima de la media la economía pues los porcentajes de supervivencia estuvieron por encima en un promedio de 7 puntos porcentuales más respecto a todas las provincias. Y en segundo lugar, este patrón no encajaría con la extensión de la denominada España vacía más correspondiente con el interior de las mesetas norte y sur, y parte de Aragón. Una temática que estudiamos en Unión Profesional en su vínculo con las profesiones.
Una hipótesis a considerar en mayor profundidad tiene que ver con la posibilidad de que el menor desarrollo socioeconómico en términos de renta y tasa de paro en la franja meridional del país frente a la septentrional haya afectado de forma más grave a las profesiones que operan en el ámbito privado y dependen más del flujo de la actividad económica.
Por ello, una hipótesis a considerar en mayor profundidad tiene que ver con la posibilidad de que el menor desarrollo socioeconómico en términos de renta y tasa de paro en la franja meridional del país frente a la septentrional haya afectado de forma más grave a las profesiones que operan en el ámbito privado y dependen más del flujo de la actividad económica como así refiere su menor tasa de supervivencia de empresas y autónomos en estas provincias. Ello tomaría fuerza con la mayor estabilidad territorial mostrada por las empresas y autónomos de las profesiones sanitarias y sociales puesto que su necesidad ha sido homogénea en todo el país ante la pandemia.